Según el propio Herreros, “hay importantes diferencias entre Fahemar y otros sistemas de energía undimotriz que aprovechan el movimiento de las olas. Entre ellos, que la generación se produce en el mismo elemento captor, transformando el movimiento alternativo rectilíneo directamente en energía eléctrica, sin necesidad de establecer otros pasos intermedios. Por otro lado, la genialidad del sistema de arrastre de los elementos móviles de generación permite dotar al elemento captor de una total y absoluta estanqueidad, proporcionándole a la instalación de adicionales medidas de operación y seguridad”.
El sistema está formado por un elemento de captación que transforma la energía potencial presente en la ola marina en energía eléctrica; un elemento de transporte de esa energía eléctrica hasta el edificio eléctrico; y un sistema de adecuación de la electricidad a las condiciones de la red a la que se va a conectar.
El elemento de captación es un módulo anclado al fondo marino en el que se ubican tantas boyas como se quiera según el espacio a ocupar. Cada módulo consta de una boya que se mantiene flotando, subiendo y bajando, y que se desplaza a través de una barra guía–generadora que, a la vez, contiene el generador eléctrico. El conjunto está sustentado por una cámara de flotabilidad inmersa en el agua, anclada directa e individualmente al fondo marino.
“Cada módulo generador se encuentra unido al edificio de la central mediante un cable submarino, a modo de cordón umbilical, a través del cual vierte la energía captada de las olas, pero ya convertida en corriente eléctrica y que, posteriormente tratada, será vertida a la red para su distribución. El invento del que todavía no se ha hecho el prototipo permite producir energía limpia de las olas al convertir primero la energía undimotriz en energía mecánica y después en eléctrica, y todo ello dentro de la barra generadora”, explicaba Fabián Herreros en declaraciones al periódico La Razón el pasado 12 de mayo.