Se trata del proyecto “Evaluación del Recurso y Caracterización de Sitios” del MERIC, marco en el cual ocho expertos han desplegado este mes una serie de equipos en el mencionado lugar, caracterizado por ser una zona con alto potencial en corrientes de marea.
En un comunicado se explica que para ejecutar su campaña de mediciones "los investigadores requirieron de una organización logística de aproximadamente un año", en el que realizaron trabajos como una visita de reconocimiento, reuniones con empresarios locales vinculados al sector energético y también con académicos de la Universidad de Magallanes (UMAG) y del Centro de Estudio de los Recursos Energéticos (CERE-UMAG).
Hasta el área de estudio se trasladaron equipos como mareógrafos, ADCP (iniciales en inglés de perfilador de corriente acústico doppler, utilizado para medir corrientes), CTD (acrónimo también en inglés de conductividad, temperatura y profundidad, que se usa para perfilar temperatura y salinidad), derivadores GPS, y un instrumento para medir la turbulencia, que se asegura ha sido "traído desde Estados Unidos gracias a una colaboración entre las universidades de Notre Dame y Católica de Chile".
Según el investigador de MERIC y participante de la expedición Leandro Suárez, "el objetivo de la campaña fue caracterizar el recurso energético para las corrientes de marea en una zona con alto potencial como el estrecho de Magallanes". Para lo cual, asevera, se realizaron "una serie de observaciones con el propósito medir corrientes y obtener datos sobre mareas, salinidad, temperatura y turbulencia".
En el comunicado se explica que hay estimaciones de que si el 0,1 % de la energía del mar a nivel mundial pudiera convertirse en eléctrica, la demanda del planeta podría ser cubierta cinco veces. "Sin embargo -se destaca-, uno de los mayores retos para implementar un proyecto de este tipo es que, precisamente, hay que instalarlo, operarlo y lograr que sobreviva en el mar por unos 20 ó 30 años con mantenciones periódicas programadas".