En una entrevista concedida al portal europeo de información EurActiv, Francesco La Camera, director general de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), destaca que el interés por desarrollar la energía oceánica es global, con Europa a la cabeza: si bien hay 31 países de todo el mundo trabajando en ese sector, las tres cuartas partes de la capacidad instalada actualmente en estas tecnologías y más de la mitad a desplegar se hará en aguas europeas.
Y en torno al 23% de las patentes del sector están en manos de empresas europeas.
Mareomotriz, en cabeza
La energía mareomotriz está más cerca de la comercialización que la energía de las olas, con 512,5 MW instalados, lo que equivale a más del 98% del total de la capacidad instalada en energía oceánica. Casi toda esta potencia se reparte entre dos grandes proyectos: una planta de 254 MW en la República de Corea y una planta de 240 MW en Francia.
El potencial teórico de la energía de las olas es mayor, con una capacidad estimada de alrededor de 29.500 TWh por año, en comparación con los 1.200 TWh de la energía mareomotriz. Esto significa que la energía de las olas por sí sola podría teóricamente satisfacer toda la demanda mundial de energía, dice Franceso La Camera. Sin embargo, la energía de las olas no está tan madura como la energía de las corrientes de marea.
Actualmente hay 33 convertidores de energía de las olas con una capacidad combinada de 2,3 MW desplegados en nueve proyectos en ocho países de tres continentes. El único proyecto activo con una capacidad superior a 1 MW se encuentra en Hawai. Otros lugares con proyectos en funcionamiento son Gibraltar, España, Grecia, Italia, Portugal, Francia e Israel. De acuerdo con el director de IRENA, el mejor aprovechamiento de la energía undimotriz se sitúa entre los 30 y los 60 grados de latitud y en aguas profundas, es decir, a más de 40 metros.
En continuo avance
Hace unos años, las turbinas mareomotrices tenían una capacidad de sólo 100 kW), ahora van por 1,5 MW. "Creemos que en los próximos tres a cinco años se añadirán 3,5 gigavatios (GW) adicionales, lo cual supone un importante paso adelante para el sector, significa pasar de megavatios a gigavatios de capacidad instalada", indica La Camera; y estima en torno a los 10 GW la energía oceánica que habrá desplegada en todo el mundo para 2030.
Los restos para llegar a estos números o superiores son reducir el costo de estas tecnologías y aumentar su producción y el despliegue para obtener efectos de economía de escala. Esto significa subvencionar los proyectos y acelerar el proceso de obtención de permisos, pero también apoyarlos mediante mecanismos financieros innovadores y sin riesgos. La colaboración internacional y la participación de múltiples interesados pueden ser fundamentales para el avance de estas tecnologías, destaca también La Camera.
Impactos
La principal ventaja de las energías oceánicas es que pueden ayudar a estabilizar el sistema eléctrico, ya que no sufren el mismo tipo de variabilidad que la solar y la eólica. La única desventaja potencial es el impacto ambiental en la flora y fauna marina, que debe ser investigado más a fondo, según el director general de IRENA.
En este sentido, indica que se sabe relativamente poco todavía sobre el impacto de las tecnologías de energía oceánica en la vida marina debido a que estamos en una etapa temprana de despliegue. "Existen posibles repercusiones en la pesca o en la conservación de la flora marina. Las olas y las mareas también pueden plantear limitaciones a la navegación, etc. Sin embargo, se está trabajando para asegurar que todos esos riesgos puedan gestionarse adecuadamente", señala.
En cuanto a los aspectos positivos, La Camera destaca que estas tecnologías pueden beneficiar mucho a la economía europea y también a las islas a las que es difícil llegar con el sistema de red eléctrica habitual y en las que el funcionamiento de los generadores alimentados con gasóleo puede ser más caro. La marea puede reducir el costo de la energía a 10-15 centavos de dólar por KW; en el caso del diésel será más de dos o tres veces el costo.
La Comisión Europa está preparando en la actualidad una estrategia sobre la energía offshore (energías oceánicas y eólica offshore), que se espera presente el próximo mes de octubre.