El Bocal (foto) ofrece tres condiciones de ensayo (sumergida, mareal o salpicadura) en función de la exposición de las muestras, y oferta -explican desde el CTC- "un ambiente idéntico al que soportan las estructuras offshore". Pues bien, el laboratorio marino MCTS (Marine Corrosion Test Site) El Bocal ha dado un paso más como instalación de referencia para las investigaciones relacionadas con el entorno marino. Y es que, por primera vez desde su puesta en marcha, la instalación que dirige el Centro Tecnológico de Componentes (CTC) acoge un ensayo de sensores. En concreto, se trata de una investigación que pretende demostrar el correcto funcionamiento de unos sensores capaces de medir el avance de la corrosión y el biofouling (adhesión de microorganismos marinos) en estructuras expuestas a entornos oceánicos. El objetivo de estos sensores, desarrollados por la empresa belga Zensor, es "controlar con fiabilidad la vida útil remanente de los convertidores de energía renovable marina, así como de otras instalaciones que operan en ese entorno".
La investigación y el desarrollo de estos sensores forma parte del proyecto europeo Mat4Oec, investigación que lidera el CTC y cuyo principal objetivo es "mejorar la resistencia al medio marino de los materiales actuales y futuros, incrementando su confiabilidad y su capacidad de supervivencia". Alphatek, Degima, Mandiola Composites, Nova Innovation, Smartbay y Heab Marine Biotechnology completan el consorcio de esta iniciativa, junto a Zensor y CTC.
Tres probetas
Para validar el comportamiento de estos sensores de monitorización se han instalado tres tipos de probetas diferentes en las tres zonas de ensayo que ofrece el MCTS El Bocal (sumergida, intermareal y salpicadura). Cada muestra probará el rendimiento de un recubrimiento distinto: dos sistemas anti-corrosión y otro anti-fouling (anti-adhesión de microorganismos marinos).
La empresa cántabra Degima ha sido la encargada de preparar las probetas, que no se retirarán hasta el mes de septiembre. Una vez acabado el ensayo, Zensor analizará los datos recogidos durante el tiempo de exposición y valorará los siguientes pasos a seguir. Con este proyecto, la compañía belga -explican desde el CTC- espera consolidar su posición en el mercado como "proveedor de soluciones integrales de monitorización autónomas y robustas para los cimientos de las turbinas eólicas marinas y estaciones de transformación (OHVS)".
Mat4Oec cuenta con un presupuesto de algo más de un millón de euros y está encuadrado dentro de la convocatoria 2016 de Oceanera-NET; una iniciativa Era-Net de la Red del Espacio Europeo de Investigación financiada por la Comisión Europea dedicada específicamente a impulsar la innovación en el sector de la energía oceánica.
Los proyectos son financiados a través de las Agencias de Desarrollo Regional de cada uno de los socios participantes en el Proyecto. En el caso de CTC y Degima, la financiación proviene de la Sociedad para el Desarrollo Regional de Cantabria SA (Sodercan).
MCTS El Bocal, instalación de referencia
La realización de este tipo de ensayo en el MCTS El Bocal supone un paso más para el laboratorio marino cántabro. Según el CTC, "albergar este tipo de test confirma la gran acogida que tiene la instalación entre las empresas y centros de investigación que desarrollan sistemas y componentes para el sector de las renovables marinas, incluidas las tecnologías de energía eólica, undimotriz y mareomotriz".
Ubicado en una zona de acantilados al norte de Santander, este laboratorio es el único de España que posibilita el estudio del comportamiento de diferentes materiales y recubrimientos frente a los efectos de la corrosión marina y el biofouling (adhesión de microorganismos marinos) en un ambiente marino completamente natural, idéntico al que soportan las estructuras offshore. La colaboración del CTC y el Instituto Español de Oceanografía (IEO) propició el desarrollo de esta instalación, que ofrece tres condiciones de ensayo (sumergida, intermareal o salpicadura) en función de la exposición de las muestras.
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