La oxidación lenta del hidrógeno que se producirá en sus pilas de combustible, formadas por 1.500 placas conectadas entre sí, genera una corriente eléctrica de 600 voltios que es la encargada de mover el motor eléctrico del vehículo; el único residuo es vapor de agua y, para rizar el rizo, los autobuses apenas hacen ruido. El hidrógeno estará almacenado en los techos; con 40 metros cúbicos dispondrán de una autonomía de unos 250 km, a una velocidad máxima de 80 km por hora. Y para repostar tendrán que acudir a gasolineras como la que construye BP en Barcelona. Estará dotada de paneles fotovoltaicos que generarán parte de la energía necesaria para producir el hidrógeno. Será la primera estación de producción de hidrógeno en Europa que utilizará energía solar.
La Universidad de Cambridge (Reino Unido), en colaboración con ingenieros del Whitby Bird están enfrascados en algo similar. Su proyecto se denomina USHER y consiste en instalar 3.500 metros cuadrados de paneles fotovoltaicos que produzcan la electricidad suficiente para, gracias a un proceso de electrólisis, dividir el agua en sus componentes principales: hidrógeno y oxígeno. El hidrógeno es comprimido y almacenado para alimentar luego las pilas de combustible que mueven los autobuses. Quién sabe si en unos años no serán los propios autobuses los que, gracias a sus techos solares, puedan producir el hidrógeno que alimenta las pilas con las que se mueven sus motores. El proyecto, en el que también participa el municipio sueco de Gotland, se iniciará el próximo año y se completará en el 2003.
Gas natural y biodiesel
Hasta que el hidrógeno se adueñe de los motores hay otras iniciativas que están contribuyendo a mejorar las flotas de autobuses urbanos. El año pasado, la entrega de cinco autobuses Iveco de gas natural comprimido, convirtió Salamanca, al menos por unos meses, en "la ciudad europea con mayor porcentaje de vehículos ecológicos en su flota", según la revista Asintra que edita la Asociación Española Empresarial de Transporte de Viajeros. Además de Iveco, otras marcas como Volvo, Man, Renault o Scania han desarrollado autobuses que se mueven con gases licuados del petróleo o gas natural.
En Madrid, la Empresa Municipal de Transportes (EMT) tiene una flota de 1.824 autobuses, de los que 90 pueden considerarse ecológicos. 70 de ellos funcionan con gas, natural comprimido son distintos modelos de Iveco y Man y está previsto que en 2002 aumente las flota con otros 40 autobuses de esas mismas marcas. Hay otros 20 vehículos de propulsión combinada dieseleléctrica que consiguen un importante ahorro de combustible.
A principios de este año, el Ayuntamiento anunció la puesta en marcha de un proyecto piloto para utilizar biodiesel. La idea es extender el uso de biocarburantes al 40% de la flota, si la experiencia resulta positiva. Los autobuses emplearán una mezcla con un 70% de gasoil y un 30% de biodiesel, sin necesidad de hacer ningún cambio en los motores. La propuesta ha sido hecha por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), impulsor también del proyecto Bionet, por el que se está construyendo una planta de biocombustibles en Reus (Tarragona) donde se producirán 50.000 toneladas de biodiesel al año, procedente de aceites fritos de origen vegetal usados en la alimentación. Diversas empresas de transportes utilizarán estos biocarburantes, que no producen emisiones de azufre ni cloro y evitan ingentes cantidades de CO2.
Más información:
www.mercedes.com
www.bpesp.com
www.whitby-bird.co.uk
http://europa.eu.int/comm/energy_transport/es/cut_es.html
www.asintra.net
www.idea.es