Francia y el Reino Unido ocupan la cuarta y quinta posición, mientras que EEUU ha subido un puesto. Escala hasta el octavo lugar (compartido con Corea del Sur), justo por detrás de China y España. Lo del país norteamericano supone un ascenso espectacular –no sabemos si el hecho de que el informe se elabore allí tiene mucho que ver– pero en 2015 ya pasó del decimotercero al noveno puesto.
En su tercera edición, el informe ACEEE incorpora a su ranking a ocho nuevos países: Indonesia, Países Bajos, Polonia, Arabia Saudí, Sudáfrica, Taiwan, Tailandia y Turquía.
En una escala de 100 puntos posibles en 35 categorías, la clasificación de ACEEE queda de la siguiente manera: Alemania (1), Italia (2, compartido), Japón (2, compartido), Francia (4), Reino Unido (5), China (6), España (7), Corea del Sur (8, compartido), Estados Unidos (8, compartido), Canadá (10), Países Bajos (11), Polonia (12), Taiwan (13), India (14), Turquía (15), Australia (16), Rusia (17), Indonesia (18), México (19), Tailandia (20), Sudáfrica (21), Brasil (22) y Arabia Saudí (23). En conjunto, estos países representan el 75% de toda la energía consumida en el planeta y más del 80% del producto interior bruto mundial (PIB).
La calificación de Estados Unidos se ha visto favorecida por altas puntuaciones en una serie de nuevas métricas incorporadas al informe este año, aunque también ha mejorado su intensidad energética. Los cambios en la metodología de puntuación, que ahora asigna más peso a las acciones política, también le han beneficiado. El informe ACEEE esboza una serie de mejores prácticas internacionales que EEUU podría implementar para mejorar su puntuación.
Las 35 categorías se reparten en cuatro grupos: edificios, industria, transporte y esfuerzos estatales en eficiencia energética. Alemania obtuvo el mayor número de puntos en esos esfuerzos, en edificios y en industria, mientras que India, Italia y Japón compartieron las mejores notas en transporte.
Eficiencia infrautilizada
“La eficiencia energética es, a menudo, la solución más barata para satisfacer la nueva demanda de energía”, apunta el director ejecutivo de ACEEE, Steven Nadel. “Los gobiernos que fomentan la inversión en eficiencia e implementan políticas en este sentido ahorran dinero a los ciudadanos, reducen la dependencia de las importaciones de energía y disminuyen la contaminación. Sin embargo, la eficiencia energética sigue estando infrautilizada a nivel mundial, a pesar de sus múltiples beneficios comprobados y de su potencial para convertirse en el recurso más importante para satisfacer la creciente demanda de energía en todo el mundo”.
Georg Maue, asesor para temas de eficiencia del Ministerio de Economía y Energía alemán, cree que la eficiencia energética juega un papel clave en la política energética de su país –el Energiewende–, cuyo objetivo es lograr una economía altamente eficiente y casi descarbonizada para el año 2050. La última versión del Plan Nacional de Acción sobre Eficiencia Energética (NAPE), se centra en los procesos industriales innovadores, edificios y productos de eficiencia energética y las inversiones a largo plazo. Maue se mostró satisfecho y agradecido de que el informe de ACEEE haya reconocido los esfuerzos alemanes. Sin embargo, continuará redoblando sus esfuerzos porque hay un largo camino por recorrer para alcanzar el objetivo de reducir la demanda de energía en un 50% para 2050.
Mauro Mallone, jefe de la División de Eficiencia Energética del Ministerio de Desarrollo Económico de Italia, también ha señalado que la “medalla de plata” ganado por Italia es un reconocimiento a los esfuerzos para acelerar la transición hacia una economía baja en carbono.
El informe de ACEEE observa que Estados Unidos, a pesar de mejorar su posición, aún tiene margen de mejora. A pesar de su liderazgo en una serie de políticas, está por detrás de la mayoría de los países de la UE en la lista, además de China y Japón. Tampoco tiene objetivos estatales de ahorro de energía, a diferencia de Alemania, Francia, Japón y otros países que cuentan con planes nacionales. Medidas en los criterios de edificación, el etiquetado de electrodomésticos, combustibles para vehículos, transporte público, transporte de mercancías, uso eficiente del agua y la exigencia de auditorías energéticas para las grandes empresas ayudarían a avanzar en la buena dirección.