La campaña se divide en cuatro áreas diferenciadas: seguridad en Internet, protección de datos, conocimientos financieros y consumo sostenible.
En el caso concreto del consumo sostenible, la CE nos alerta de que todas nuestras acciones producen un impacto: cada producto que compramos tiene un coste más allá del precio de compra. Por ejemplo, un teléfono móvil debería durar 232 años para compensar su efecto sobre el medio ambiente; y si usáramos nuestro portátil, móvil o tablet un año más podríamos reducir las emisiones en cuatro millones de toneladas anuales, lo que supone el mismo efecto que retirar de las calles dos millones de coches.
Podemos utilizar productos tecnológicos más tiempo y repararlos cuando se rompan o comprar artículos de segunda mano. Con ello, no solo ayudamos a nuestro bolsillo, también a nuestro entorno. Si bien es cierto que nuestra demanda impulsa la producción, también lo es que podemos mejorar nuestra demanda: el consumo responsable es posible si pensamos en el impacto de nuestras decisiones.
La Unión Europea promueve el consumo sostenible a través del Pacto Verde Europeo, cuyo objetivo general es que Europa sea climáticamente neutra en 2050. También promueve el ahorro energético, el etiquetado energético y requisitos de diseño ecológico. Por otro lado, con el Plan de Acción de la UE para la Economía Circular busca proporcionar a los consumidores información clara, veraz y pertinente sobre la vida útil y la durabilidad óptimas de los productos y su facilidad de reparación, actualización, desmontaje y reciclaje.