Grupo Projar explica -en un comunicado que ha difundido hoy- que el edificio cumple, con esta cubierta extensiva, "el triple objetivo de integración paisajística, sostenibilidad ambiental y ahorro energético". Según la empresa, la cubierta ajardinada reduce la capa de aislamiento térmico convencional que se instala a la hora de construir un edificio y, gracias a sus virtudes aislantes, ahorra energía. La bodega cuenta además con una instalación de autoconsumo solar fotovoltaica (FV), que, "gracias a la integración con la cubierta ajardinada, experimenta una mejora en su rendimiento, ya que esta -la cubierta verde- consigue disminuir la temperatura ambiente próxima a la superficie de la placa" (las placas FV aprovechan la luz del sol para generar electricidad, pero pierden rendimiento si las temperaturas son muy elevadas, por lo que el efecto depresor térmico que produce la cubierta verde sobre las placas de la instalación fotovoltaica palía esa merma de productividad que se da en los días más calurosos).
Capa de aislamiento necesaria
La responsable de Producto del Grupo Projar, Ana Llopis, explica que “las cubiertas son las zonas del edificio donde más radiación solar se recibe, y está comprobado que, para obtener el máximo efecto aislante de una cubierta ajardinada, el espesor de tierra que debe tener es de entre 30 y 50 centímetros. Si fuese mayor -explica Llopis-, el edifico tendría que ser reforzado con una estructura más resistente, y esto repercutiría en los costes”. Por otro lado -añade la responsable de Producto de la empresa-, “la tierra no siempre tiene el poder aislante suficiente, porque la lluvia puede convertirla en un puente térmico. Por eso, se hace necesaria la capa de aislamiento de los edificios aun con cubiertas ajardinadas". En Grupo Projar, "tras años de experiencia en el sector", han llegado así a la conclusión de que "debe haber una capa de aislamiento convencional para que la cubierta ajardinada tenga el menor espesor posible".
En la bodega Cellers Can Blau, Grupo Projar ha instalado un sistema de cubierta muy ligero compuesto por un sustrato de unos 10 centímetros de espesor, en una cubierta extensiva, con plantas tapizantes. La cubierta ha sido vegetada con sedum, una planta de muy bajo mantenimiento y necesidades hídricas. Además, el jardín ha sido ornado con un olivo.
Señas de identidad
Grupo Projar nació en 1972 para dedicarse a la extracción y comercialización de turba, material orgánico que se emplea como combustible y para la obtención de sustratos. En los años 80 abrió dos centros logísticos en Almería y Murcia. Actualmente, cuenta con instalaciones en Valencia (donde se encuentra su sede principal), Madrid, Almería (fábrica y centro logístico), Málaga y Lisboa, y, asímismo, con otros puntos logísticos, como Barcelona y Pontevedra. Fronteras afuera, actualmente está constituida como sociedad en Sri Lanka, India y Brasil. Además, Projar adquirió hace unos años la empresa de paisajismo Paimed, para completar su oferta de servicios, y acaba de firmar un acuerdo con una empresa especializada en el tratamiento y acondicionamiento de agua. El conjunto del grupo declaró en 2016 una facturación superior a 26 millones de euros y una plantilla de 230 empleados.