Se trata de una nueva zona de juegos diseñada con un planteamiento innovador con el fin de estimular la imaginación y la creatividad de los niños, en línea con las actividades que se desarrollarán en el Centro Botín, al tiempo que aprenden sobre la importancia del uso eficiente de la energía y toman conciencia de cómo ellos mismos pueden generarla.
La dotación de este espacio ha sido posible gracias al patrocinio de la compañía E.ON, que asumirá hasta 200.000 euros del coste de la instalación, convirtiéndose en la primera empresa que patrocina un proyecto del Centro Botín, que la Fundación Botín construye en Santander. El proyecto, obra del estudio Renzo Piano Building Workshop, en colaboración con Luis Vidal y Arquitectos, tiene como objetivo crear un espacio para el arte, la cultura y la actividad formativa y generar un nuevo lugar de encuentro que una el centro de la ciudad con la bahía.
Estimular la imaginación y concienciar
En cuanto a los jardines, que fueron construidos en 1905 y remodelados en varias ocasiones, han sido rediseñados por el paisajista Fernando Caruncho, que ha aumentado la superficie vegetal. La nueva zona para niños es obra del estudio de ingeniería Playoffice y tendrá una superficie practicable de juego de 800 metros cuadrados, con un planteamiento que persigue estimular, a través del diseño general y de la elección de los juegos, la imaginación y la creatividad de los niños.
Así, integra elementos que nunca antes se habían colocado en zonas de juego en España, como “la Ola”, una gran estructura metálica y con cuerdas que integra diferentes juegos y propuestas. Toda la zona de juegos está enfocada a la concienciación sobre la eficiencia energética y las fuentes renovables.
Combina actividades clásicas como columpiarse o deslizarse con multitud de actividades más libres, como saltar, trepar, mantener el equilibrio arrastrase. Por su parte, “la Ola” trata de evocar el paisaje y los elementos marineros tan característicos de la ciudad; al igual que el Laberinto de Algas, el Carrusel-Boya o el Mar de Esponjas.
El proyecto incluye, además, un juego diseñado específicamente para trasmitir de manera muy práctica la importancia de las energías renovables. Se trata del Carrusel, que incorpora una boya con iluminación en el centro. Al hacerlo girar, con su impulso, los niños consiguen activar la luz.
La idea es que los niños comprueben instantáneamente y de primera mano cómo su movimiento es capaz convertirse en electricidad. El Carrusel lleva dos paneles fotovoltáicos para asegurar su autonomía y un panel explicativo que detalla el proceso y la reflexión propuesta.