La industria es responsable del 25% del consumo final de energía y su intensidad energética es en nuestro país superior a la media europea. En el Plan Nacional de Acción de Eficiencia Energética (PNAEE 2014-2020), el sector industrial contribuirá con el 55% de los esfuerzos indicativos establecidos hasta 2020 para que España cumpla la Directiva de eficiencia energética.
El 57% de la demanda energética del sector industrial se cubre con petróleo y gas, por lo que el potencial de ahorro de energía es relevante. Entre el año 2000 y 2012, la tasa anual de consumo final se ha reducido un 1,6% y la intensidad energética un 1,3%. Pero de forma paralela, el peso de la industria en el PIB ha pasado del 23% en 2007 al 18% en 2011 y el Índice de Producción Industrial se ha reducido a una tasa media anual del 1,9%, lo que refleja el fuerte impacto de la crisis.
Ayudas del IDAE
La recuperación de la industria española, a la luz de estos datos, está directamente relacionada con un cambio en el uso de la energía. El Programa de Ayudas para actuaciones de eficiencia energética en PYME y en gran empresa industrial, gestionado por el IDAE, es un instrumento importante para conseguir mejorar la competitividad de la industria en un entorno de costes crecientes de la energía.
La convocatoria de estas ayudas se apoya en el cumplimiento de la Directiva 2012/27/UE en lo que se refiere al sistema de obligaciones de ahorro energético por el que se crea el Fondo Nacional de eficiencia energética, que aporta los 49 millones de euros del presupuesto, y la obligación de las empresas que no sean PYME de tener una auditoría energética antes de diciembre de 2015 o un sistema de gestión energética certificado. El IDAE ha anunciado una ampliación del presupuesto con 66 millones más para la eficiencia energética en el sector industrial.
El objeto de las ayudas a la industria es la reducción de las emisiones de CO2 mediante mejoras de la eficiencia energética para reducir el consumo de energía final. Evitar las emisiones contaminantes se convierte así en el objeto principal del programa, algo que ni se mencionaba en el PNAEE 2014-2020, y el instrumento para conseguirlo son las inversiones en ahorro de energía.
Los dos tipos de actuaciones que se subvencionan, con ayudas directas del 30% de la inversión elegible, son la sustitución de equipos o instalaciones por otros que utilicen tecnologías de alta eficiencia y la implantación de sistemas de gestión energética a nivel de medición de consumos, regulación y control de procesos, sistemas informáticos para reducir consumos o costes energéticos y disponer de información en tiempo real.
Los ahorros de energía deberán medirse y las inversiones ser viables en un periodo de vida útil que no supere los 15 años. Podrán acceder a las ayudas las empresas del sector industrial y las empresas de servicios energéticos. La obligatoriedad de las auditorías se puede sustituir por un sistema de gestión energética certificado y el cumplimiento de la Norma internacional ISO 50001. Las ayudas se adelantan así al decreto que regula las auditorias de empresas no PYME, pendiente de aprobar desde 2014 y que deberá aprobar el próximo gobierno.
Ser más eficientes
La gestión energética y los servicios energéticos van a ser decisivos en cualquier esfuerzo de reindustrialización. El número de grandes empresas que deberán realizar auditoría energética son 3.782, de las que 931 corresponden a la industria. Según datos de la asociación empresarial A3e, tan solo 180 tienen el certificado ISO 50001. Esta es la realidad y la oportunidad de la eficiencia energética en el sector industrial como inversión que se amortiza con los ahorros de energía y de emisiones y la reducción de costes energéticos.
Eliminar las emisiones de CO2, el menor consumo de hidrocarburos, las instalaciones y procesos industriales de alta eficiencia y las TIC son factores de cuya implantación va a depender la mejora de la competitividad empresarial. La innovación energética se convierte así en el principal aliado de la industria.
Una economía moderna necesita un mayor peso del sector industrial y las nuevas tecnologías energéticas son el camino. Hacer viables las empresas industriales requiere una visión de largo plazo que incluya la estrecha relación que existe entre la eficiencia energética y cualquier proyecto de reindustrialización.