Según datos del Ministerio de Industria, un ahorro del 25 por ciento del consumo energético en el sector doméstico español supondría un ahorro económico de 260.000 millones de pesetas anuales. Con ello se evitaría, además, la emisión a la atmósfera de 8,6 millones de toneladas de C02, la importación de 50.000 toneladas de petróleo y la electricidad de dos centrales térmicas de 850 megavatios cada una.
En Sarriguren se va a lograr ese 25 por ciento de ahorro, de acuerdo con Javier Marcotegui, Consejero de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Vivienda del gobierno foral. Para lograrlo, la Matriz establece tres frentes de actuación: ahorro de combustible, ahorro de electricidad y ahorro de agua.
"El ahorro de combustible se logrará de diversas formas. En las viviendas, se pretende aprovechar al máximo la radiación solar, con ventanas orientadas al sur y plantando árboles perennes y caducos frente a ellas para quitar el viento en invierno y permitir un mayor frescor en verano. También se crearán áreas verdes para la absorción de la radiación y se impulsará el transporte público, de ciclistas y peatones", explica Javier Belarra, jefe de Gabinete del consejero de Medio Ambiente.
Para ahorrar electricidad, la idea es potenciar la iluminación natural, el alumbrado de bajo consumo en la urbanización y sistemas de sensores y control. La Matriz Bioclimática también establece pautas para el aprovechamiento minihidráulico y sistemas eólicos y solar fotovoltaico para la producción de electricidad.
La integración de energías renovables completan el ahorro."La ecociudad contará con sistemas de calefacción por distrito, basados en la biomasa y el biogás" –explica Belarra-. En cuanto al agua, se reutilizarán las aguas grises y de la de lluvia, con un tratamiento local de saneamiento, y habrá zonas permeables a aguas subterráneas y áreas verdes interconectadas". La ciudad incorporará, además, un sistema global propio de tratamiento de residuos.
Una ciudad para todos
Construir con elementos no contaminantes es otra de las pautas. Para ello, se emplearán materiales naturales y autóctonos, de bajo impacto ambiental y que sean reutilizables y/o reciclables.
Sarriguren quiere recuperar, también, el sabor del urbanismo tradicional. "Queremos propiciar espacios de encuentro, incorporando plazas y bulevares", señala Belarra. Otro objetivo es que la ciudad sea asequible a todos los bolsillos, por lo que las viviendas, 4.200 en principio, serán de varios tipos: el 58 por ciento de protección oficial, un 34 por ciento de precio tasado y las restantes de precio libre.