El edificio ahora certificado se encuentra ubicado en el centro de Madrid. Sus usuarios tienen la posibilidad de utilizar una amplia gama de medios de transporte público (tanto metro como líneas de autobús). El edificio -informa Mapfre- cuenta además con espacios reservados para el aparcamiento de bicicletas, así como duchas para que los ciclistas puedan cambiarse antes de su jornada, vestuarios estos que también pueden ser utilizados después de realizar cualquier otra actividad deportiva. Para los empleados que utilicen el vehículo privado, Mapfre ha dispuesto en este edificio de oficinas una serie de plazas preferenciales de aparcamiento "para los vehículos de más baja emisión, eléctricos, así como para aquellos que son compartidos por más de un usuario".
No solo el transporte
La compañía aseguradora también ha prestado especial atención a uno de los problemas a los que se enfrentan inevitablemente los edificios sitos en el centro de las ciudades: la isla de calor. Así, ha seleccionado "pinturas especiales y acabados muy claros en cubierta" y ha remodelado "el paisajismo y los espacios públicos de planta baja dándole una mayor importancia a la vegetación en el entorno del edificio". El agua también ha sido objeto de atención por parte de la compañía. En lo que a ella se refiere, Mapfre explica que ha elegido especies de bajo consumo para la plantación exterior, a la vez que implementaba en el interior una serie de soluciones mediante las que ha logrado reducir en más de un 40% el uso de agua en comparación con un edificio convencional.
El edificio ahorra, con respecto a un edificio de similar uso, hasta un 30% de energía, según la aseguradora
"La envolvente -explican desde la compañía- ha sido mejorada mediante un aumento de su aislamiento, una reducción de su infiltración y una mejora del comportamiento solar". Además, la iluminación ha sido totalmente renovada, "de manera que se obtienen ahorros mayores al 50% por este concepto". Según Mapfre, estas elevadas cotas de ahorro no habrían sido posibles "sin la utilización de simulación energética por ordenador desde las fases iniciales". En resumen, la compañía estima que el ahorro energético ronda los 428.429 kilovatios hora, cantidad de energía eléctrica comparable -calcula- a la producción fotovoltaica de una instalación de 2.300 etros cuadrados.
La rehabilitación de edificios es mucho más sostenible que la nueva edificación al reducirse el impacto ambiental
De la mano de ese principio, Mapfre ha reaprovechado "el 95% de los elementos estructurales y de fachada existentes, por lo que, comparativamente con la construcción de un edificio de nueva planta -explican desde la empresa-, se ha producido un importante ahorro ambiental". Respecto a la construcción, el proceso se ha gestionado además "de manera que más del 75% de los residuos de obra han sido reciclados, de igual forma que se ha cuidado la selección de los materiales primándose aquellos que provienen de reciclados o de extracción nacional, reduciéndose el impacto asociado a la extracción y el transporte de las materias primas". Así mismo, las maderas seleccionadas en el proyecto provienen de explotaciones responsables y poseen el sello de certificación FSC, el más reconocido internacionalmente.
Interiores
Mapfre ha apostado por seleccionar acabados sin compuestos orgánicos volátiles (COVs). Además, "los niveles de ventilación y la calidad de filtración son excelentes con niveles por encima de la normativa en muchos casos (...) y se han maximizando igualmente los niveles de iluminación natural". La gestión LEED ha corrido a cargo de la consultora de ingeniería internacional Cundall, quienes han liderado el proceso LEED desde la conceptualización del proyecto.