Con la intención de simplificar la etiqueta energética, la Comisión Europea aprobó en 2019 un nuevo sistema que pretende ser más tangible y útil para el usuario. La nueva escala va de la A a la G. Por tanto, desaparecen A+, A++ y A+++. Es más, la intención de la Comisión Europea es dejar la clase A vacía al principio para guardar ese espacio a las innovaciones tecnológicas futuras. Los productos más eficientes y actualmente etiquetados como A+++ corresponderán (aproximadamente) con la nueva clase B o C.
La nueva etiqueta será presentada a los consumidores en tiendas físicas y virtuales el próximo 1 de marzo para lavavajillas, lavadoras, lavadoras-secadoras, frigoríficos y congeladores, televisores y pantallas electrónicas. La etiqueta nueva le llegará a las fuentes de luz seis meses después, el 1 de septiembre.
La etiqueta energética comenzó a utilizarse en 1995 y, desde entonces, las mejoras tecnológicas y la concienciación de los consumidores, cada vez más comprometidos con el ahorro y la eficiencia energética, ha ido cambiando asumiendo esas mejoras. No hay que olvidar que los electrodomésticos más eficientes pueden suponer un desembolso inicial más alto, pero a lo largo de su vida útil consiguen importantes ahorros económicos –hasta un 50% en algunos casos– frente a los aparatos más derrochadores.
Lo mismo sucede con el mantenimiento de las calderas. Un buen mantenimiento optimiza su funcionamiento para que sean más eficientes.
En la nueva escala de colores, que irá desde la A hasta la G, los tonos verdes seguirán siendo los que muestran una mayor eficiencia energética.