La reutilización de materias primas que actualmente se eliminan como residuos es -informa la CE- uno de los principios clave del paquete de la Economía Circular adoptado en diciembre de 2015. Pues bien, la Comisión ha propuesto hoy "un reglamento que facilitará en gran medida el acceso de los abonos orgánicos y obtenidos de los residuos al mercado único de la Unión, poniéndolos en igualdad de condiciones con los abonos inorgánicos tradicionales". De este modo -explica la Comisión-, se crearán "nuevas oportunidades de mercado para las empresas innovadoras, reduciendo al mismo tiempo el volumen de residuos, el consumo de energía y los daños al medio ambiente". El vicepresidente de la Comisión y responsable de Fomento del Empleo, Crecimiento, Inversión y Competitividad, Jyrki Katainen, lo ha explicado hoy en estos términos: "de los abundantes recursos disponibles en forma de residuos orgánicos, es bien poco lo que se transforma en valiosos fertilizantes. Nuestros agricultores -ha añadido a continuación- emplean abonos en cuya fabricación se usan recursos importados o se consume mucha energía, a pesar de que nuestra industria podría valorizar los biorresiduos en nutrientes reciclados. Este Reglamento [el hoy presentado] nos ayudará a convertir problemas en oportunidades para los agricultores y las empresas".
La CE habla de energía, CO2 y oportunidades de mercado
El actual Reglamento sobre abonos de 2003 -informa la CE- garantiza la libre circulación en el mercado interior de los abonos inorgánicos convencionales, que suelen ser obtenidos de la minería o producidos por procedimientos químicos. Estos procesos son muy intensivos en el consumo de energía -explica la Comisión- y, además, generan mucho CO2. A pesar de ello, los fertilizantes químicos tienen ganada una enorme cuota de mercado. Según las estimaciones de la CE, "cada año, la UE importa alrededor de 6 millones de toneladas de fosfatos, cuando podría sustituir hasta el 30% de este total por su extracción a partir de lodos de depuración, residuos biodegradables, harina de carne y huesos o estiércol". Sin embargo -continúa la CE-, hoy en día solo se recicla el 5% de los biorresiduos.
Normas comunes
El Reglamento ahora anunciado -informa la CE- establece "normas comunes sobre la conversión de biorresiduos en materias primas que pueden utilizarse para fabricar fertilizantes" y define los "requisitos de seguridad, calidad y etiquetado que deben cumplir todos los productos fertilizantes para ser objeto de libre comercio en toda la Unión Europea".Así, los productores tendrán que demostrar que sus productos cumplen dichos requisitos y se ajustan a los límites de contaminantes orgánicos, contaminantes microbianos e impurezas físicas antes de colocarles el marcado CE. La nueva normativa se aplicará "a todos los tipos de abonos a fin de garantizar el máximo nivel de protección del suelo". Según la Comisión, "el Reglamento fija límites estrictos para el cadmio en los abonos fosfatados, límites que se harán más rigurosos, pasando de 60 mg/kg a 40 mg/kg después de tres años y a 20 mg/kg al cabo de doce años, reduciéndose así los riesgos para la salud y el medio ambiente".
Próximos pasos
El proyecto de Reglamento será enviado ahora al Parlamento Europeo y al Consejo, que deben adoptarlo. Una vez adoptado, será directamente aplicable, sin necesidad de transposición en Derecho nacional, tras un período transitorio para que las empresas y las autoridades públicas se adapten a la nueva normativa.