El catedrático Roque Calero ha explicado -informa el Cabildo- que "un parque eólico de 20 aerogeneradores de 5 megavatios puede producir el equivalente a la capacidad de los embalses de Gran Canaria y generar el agua necesaria para toda la Isla, y, todo ello, con una disminución en el coste" (la isla tiene una población de 850.000 habitantes). Gran Canaria lleva ya muchos años apostando por la desalación con energías renovables. De hecho -recuerda el Cabildo insular-, una de sus mancomunidades, la del Sureste, ha recibido varios premios de la ONU por ese motivo. Además, el Cabildo está desarrollando actualmente el Plan Renovagua, dotado con 18 millones de euros, de implantación del uso de energías renovables en 26 instalaciones del Consejo Insular de Aguas con el objetivo último de ahorrar dos millones de euros al año y dejar de emitir 17.423 toneladas de CO2.
En la segunda mesa, la reutilización
Los ponentes de la segunda mesa redonda de la jornada han apostado por aumentar el uso de las aguas regeneradas ya que, actualmente -informa el Cabildo-, el 80% de ellas se vierte al mar, aunque podrían ser aprovechadas para la agricultura. Según los datos de la administración grancanaria, solo el 6% de esas aguas acaba empleándose con ese fin. Frente a ese statu quo, la profesora de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria María del Pino Palacios considera fundamentales la concienciación, la formación y también la investigación. "Para que los agricultores verifiquen la viabilidad de usar agua regenerada en la agricultura, la Universidad ya están haciendo comprobaciones en parcelas de Gran Canaria con riego soterrado y monitorización constante para controlar qué cambios experimenta", ha detallado otra de las ponentes, Vanessa Monzón.
Menos precipitaciones y más lluvias torrenciales
Las proyecciones del clima para este siglo revelan que habrá periodos de sequía más intensos a la vez que habrá episodios más recurrentes de lluvias torrenciales, con el riesgo añadido de la orografía isleña, destacó Javier Fernández, miembro de la Agencia Estatal de Meteorología.
Aumentarán las temperaturas mínimas, más aún en cotas más altas, que es donde incidirá más el cambio climático. La temperatura del agua también subirá, lo que provocará pérdida de nutrientes y pérdida de peces, que se desplazarán a zonas más frías. Estas aguas más cálidas conllevarán el incremento de borrascas que pueden tornar en fenómenos similares al Delta, aunque no huracanes.
Por otra parte, con los niveles de contaminación actual, la temperatura habrá aumentado 4 grados en 2050 y 6 a final de siglo, mientras que si disminuyen las emisiones previstas en los acuerdos internacionales, el aumento sería solo de entre 1,5 y 2 grados a mitad de siglo, detalló Antonio Ortegón, técnico del Instituto Tecnológico de Canarias.
Eso sí, prosiguió, el cambio climático ya es una realidad. Solo queda por determinar su alcance, ya que la desaparición de hielo de los polos y el consiguiente descubrimiento de masas de tierra incrementaría las emisiones de metano a la atmósfera, lo que intensificaría el efecto invernadero.
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