La reforma en materia de eficiencia se concreta en el "Documento básico de ahorro de energía", y persigue reducir el consumo de energía en los edificios de un 40% de media respecto al acutal. Según informa Europa Press, el documento se alinea con las recientes iniciativas legislativas tanto nacionales como europeas encaminadas a la eficiencia energética y al fomento de las energías renovables.
Así, los edificios que se construyan a partir de la entrada en vigor del reglamento deberán tener una alta eficiencia energética y una mayor aportación de energía procedente de fuentes renovables. El objetivo es, fundamentalmente, mejorar la calidad de las envolventes térmicas de los edificios y fomentar el uso de las tecnologías más eficientes y sostenibles para su acondicionamiento, lo que permitirá alcanzar unas condiciones adecuadas de confort con el mínimo gasto energético.
El documento revisa y actualiza las exigencias reglamentarias de eficiencia energética de los edificios en cumplimiento de lo señalado en la Directiva 2010/31/UE, que establece la obligación de realizar esta revisión periódicamente.
El nuevo CTE incluye, asimismo, una sección titulada "Documento básico de salubridad", que se centra en la protección de los edificios frente a la exposición al gas radón. Se trata de una trasposición parcial de la Directiva 2013/59/EURATOM del Consejo, de 5 de diciembre de 2013, por la que se establecen normas de seguridad básicas para la protección contra los peligros derivados de la exposición a radiaciones ionizantes.
El Real Decreto aprobado recoge, además, cambios en el 'Documento Básico de Seguridad en caso de Incendio', que permitirá conciliar la necesaria prevención de la propagación del fuego a través de las fachadas de los edificios con las nuevas exigencias de ahorro energético, así como con la innovación tecnológica del sector.