Torre Bolueta es, desde el pasado sábado, el edificio Passivhaus certificado más alto del mundo, por encima de la torre Cornell de Nueva York. Promovida por Visesa, esta torre incluye 171 viviendas de protección oficial y se encuentra en el barrio homónimo de la ciudad de Bilbao. El otro edificio español premiado se denomina Residencial Scenia II, del Grupo Lobe, cuenta con 26 viviendas y está ubicado en Montecanal (Zaragoza). Según la presidenta de la Plataforma Española Edificación Passivhaus, Adelina Uriarte, “el hecho de que, entre los cinco únicos galardones a escala mundial, dos hayan sido logrados por proyectos españoles es una muestra más de la calidad en construcción sobre patrón Passivhaus que se da en nuestro país".
Uriarte ha matizado en todo caso que, aunque las experiencias y los profesionales de altura en patrón Passivhaus ya existen en España, "todavía es necesario que se amplíe y formalice el compromiso por parte de las administraciones públicas y de los agentes políticos para impulsar los Edificios de Consumo Casi Nulo y defender las buenas prácticas en construcción energéticamente eficiente. En este sentido -ha añadido-, nuestra responsabilidad es continuar trabajando por ampliar este compromiso, una labor esta que, sin duda, no cesa y está alcanzando grandes éxitos como bien ha reconocido el doctor Wolfgang Feist, fundador del Passivhaus Institut” (Feist ha sido el encargado de clausuar la 22ª Conferencia Internacional.
La Plataforma Española Edificación Passivhaus (PEP) explica
"Los edificios (viviendas, oficinas, educativos, de ocio e institucionales) son los responsables -explican desde PEP- de alrededor del 40% de la energía que se consume, una energía que, según su grado de utilización, su fuente de procedencia y la cantidad de partículas contaminantes que pueda generar su extracción, transporte y utilización, tiene mayor o menor incidencia en el cambio climático que está sufriendo nuestro planeta". Por el contrario -apuntan desde la Plataforma-, un edificio con certificación Passivhaus "garantiza el consumo casi nulo de energía para la climatización permitiendo un ahorro energético de hasta el 90% frente a un edificio convencional; y, además, disminuye sensiblemente la huella de carbono y otros daños ambientales derivados del derroche de energía".