En España el consumo de electricidad registró un incremento del 5,9% el pasado año, lo que supone un aumento acumulado del 30,7% desde 1997, el doble de lo previsto por la Administración. La lectura inmediata ha sido la necesidad de afrontar nuevas inversiones en generación y distribución de energía eléctrica para hacer frente a la demanda.
La patronal Unesa, que agrupa a las compañías eléctricas españolas, ya ha señalado que las inversiones serán de 3.149 millones de euros durante 2002, un 25% más de lo que se había programado para el año pasado. Desde 1996 hasta el año 2000 las inversiones prácticamente no crecieron, muy especialmente las destinadas a distribución, lo que explica en parte los apagones y, en general, el mal funcionamiento del servicio eléctrico en momentos excepcionales de fuerte demanda. No obstante, las eléctricas sostienen que desde 1996 han invertido 13.600 millones de euros, la mitad en transporte y distribución
Unesa también insiste en la bajada del precio de la luz en términos reales en los últimos cinco años, que se ha reducido un 30%. Para las eléctricas, los precios de la electricidad en España se sitúan entre los más bajos de la Unión Europea para los consumidores domésticos y en la franja media para los consumidores industriales.
A pesar de todo, es previsible que los recortes en las expectativas de crecimiento para el año 2002, situado en un 2,4%, provoquen una ralentización del aumento del consumo eléctrico, en torno a un 3,3%. Unesa también destaca el crecimiento de la liberalización. En el año 2001 se vendieron 56.224 millones de kilovatios en régimen de libre competencia a los grandes consumidores; 10.000 más que el año anterior. También han aumentado los autoproductores, que ya representan el 17,8% de la producción, frente al 13,6% del año 2000.
Medidas urgentes de ahorro
En este contexto, el discurso de ecologistas, consumidores o productores de energías renovables llamando a la moderación en el consumo, la gestión de la demanda, el ahorro y la eficiencia reclama su espacio. Según Greenpeace, aunque la mayoría de los cortes de luz se han debido a fallos en la red, sigue habiendo presiones para aumentar la capacidad de generación convencional, ignorando el grave impacto ambiental que ello supondría.
En España, a diferencia de otros países europeos, sigue aumentado el derroche de energía: entre 1985 y 1998 (datos oficiales de IDAE) en nuestro país se ha incrementado la intensidad energética (energía consumida para producir lo mismo en términos económicos) hasta situarnos en un 14% por encima de la media de la UE, habiendo sido sobrepasados en eficiencia por Francia y Alemania. Mientras, Greenpeace apunta la existencia de al menos 47 proyectos de nuevas centrales térmicas, que de entrar en operación podrían emitir unos 106-116 millones de toneladas de CO2 al año.
Algunas medidas urgentes de eficiencia energética planteadas por los ecologistas son:
– Programas de gestión de la demanda que cuenten con financiación estable procedente de las tarifas eléctricas.
– Erradicación de las calefacciones eléctricas y sustitución por sistemas más eficientes. El gas natural debe dedicarse a sistemas de calefacción y no a nuevas centrales térmicas.
– Subvención pública para la sustitución de los calentadores eléctricos de agua por colectores solares térmicos.
– Sustitución de alumbrado público ineficiente por sistemas eficientes.
– Aprobación de la Directiva sobre eficiencia energética en edificios durante al Presidencia española de la Unión Europea.
– Cumplimiento íntegro, como mínimo, de las medidas contenidas en el Plan de Fomento de las Energías Renovables, destinadas a promover las energías renovables y a eliminar las barreras que las frenan. Más información:
www.grenpeace.es
www.unesa.es
