La Asociación Empresarial Eólica se hace eco en su blog de esta información y afirma que hay varios motivos para este mejor comportamiento de España: el menor consumo energético por el elevado precio de los combustibles fósiles y la crisis económica, y el auge de las renovables. Aún así, a España le queda un largo camino por recorrer, con una dependencia energética del 73,3%, frente al 53,3% de media de la UE 28.
Según expuso la semana pasada secretario de Estado de Comercio, Jaime García Legaz, España sigue importando una importante cantidad de energía, lo que explica que siga existiendo un déficit comercial, si bien el déficit energético se redujo un 9,9% respecto al mismo periodo del año pasado.
Fósiles caros
El incremento de los precios internacionales de los combustibles fósiles es una de las principales razones por las que el consumo de energía primaria se ha reducido en Europa. En todos los combustibles fósiles el precio subió de manera importante entre 2006 y 2012, y estos altos precios se han mantenido en 2014, salvo en el caso del carbón que ha bajado un 21% en el periodo.
Según Eurostat, la UE 28 tenía en 2006 una tasa de crecimiento del PIB del 3,4%, mientras que en 2012 la tasa era de un decrecimiento del 0,6%. En algunos estudios económicos del FMI se alude a que la crisis económica de muchos países europeos, y especialmente los que más dependencia energética tienen, como es el caso de España, tiene su origen en gran medida en el incremento de los precios de la energía que necesitan importar. En España, en un solo año nos gastamos más en importar combustibles fósiles que todas las primas devengadas a las energías renovables eléctricas desde que se decidió incentivarlas.
Renovables para reflotar la economía
En 2012, las energías renovables contribuyeron con un 22% del total de la producción de energía autóctona de la UE (sólo por detrás de la nuclear y por delante del carbón, petróleo y gas). En España, produjeron ese año el 43,7% de la energía autóctona, también sólo por detrás de la nuclear. Desde 2006, han incrementado su aportación a la producción autóctona de energía en un 54,6%. La eólica, en concreto, multiplicó por más de dos su aportación al ser eléctrico, pasando de 22 TWh a 48 TWh.
Para la AEE, la conclusion es obvia: más renovables autóctonas, especialmente la eólica por su competitividad y por contar con un sector industrial exportador, y más eficiencia energética son lo que puede contribuir, en términos energéticos, a reflotar la economía española a corto, medio y largo plazo.