Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) derivadas de las actividades humanas tienen efectos devastadores para el medio ambiente y las personas, especialmente las que involucran la quema de combustibles fósiles que generan gases de efecto invernadero, la principal causa de esta grave amenaza. Este problema es particularmente crítico en áreas urbanas, donde la alta dependencia de los combustibles fósiles hace que la población sea especialmente vulnerable a los efectos del cambio climático.
Las ciudades tienen un gran potencial para implementar soluciones innovadoras que mejoren la eficiencia energética y aprovechen fuentes energéticas no convencionales, estableciendo así las bases para un modelo urbano más sostenible. Con este convencimiento, investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), en colaboración con la Asociación Madrid Subterra, están promoviendo la exploración y explotación del potencial de energía limpia y renovable en el subsuelo urbano de Madrid. [Bajo estas líneas, la gráfica muestra la instalación de una bomba de calor en andenes o túneles de metro para utilizar el calor residual y satifacer la demanda de calefacción o producción de agua caliente sanitaria. Fuente: UPM]
En este contexto, y con el objetivo de encontrar soluciones a este desafío, un equipo de investigación de la UPM y de la Asociación Madrid Subterra −a través del aula-empresa 'Madrid Subterra'−, está estudiando fuentes de energía no convencionales que se pueden encontrar en el subsuelo de las ciudades en forma de calor residual asociado a las infraestructuras subterráneas. Por que ¿quién no se ha colocado sobre la rejilla de ventilación de una estación de metro para calentarse en un frío día de invierno?
Susana Sánchez Orgaz investigadora de la UPM: "Por calor residual se entiende un calor que se genera y no se utiliza, por lo tanto, es un calor gratuito que se debe empezar a utilizar. Este calor se encuentra en el metro, en conducciones de agua y en los túneles de tráfico rodado, y se puede usar en la climatización de edificios o de cuartos eléctricos de infraestructuras subterráneas, así como para proporcionar agua caliente sanitaria en edificios. Por poner un ejemplo concreto, con el agua de pozos de metro o Madrid Calle 30 se puede reducir el consumo de refrigeración de sus cuartos técnicos en más de un 25%".
Entre los proyectos impulsados por este tándem investigador figuran la valoración del recurso energético disponible en las infraestructuras subterráneas de la ciudad, la aplicación de este recurso en la propia infraestructura o en edificios cercanos, así como estimaciones del ahorro de emisiones de CO2. La principal conclusión que revelan estos estudios se relaciona con las altas posibilidades de aprovechamiento de esta energía residual para la reducción de las emisiones de dióxido de carbono en las grandes ciudades, mejorando su eficiencia energética.
Sin embargo, los investigadores señalan que dependiendo de la tipología particular del túnel o la estación de metro, este aprovechamiento será diferente, del mismo modo que un panel solar no produce la misma energía en Sevilla o en Lugo, por lo que esta forma de aprovechamiento energético debe ser evaluada para cada caso concreto.
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