El equipo científico, que está liderado por Roberto José García Martín, profesor del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Salamanca, han podido llevar a la práctica su idea y demostrar que el sistema funciona gracias al apoyo de la Fundación General de la Universidad de Salamanca, que lanzó una convocatoria específica para financiar pruebas de concepto de varios proyectos de investigación, según informa la Agencia Iberoamericana para la Difusión de la Ciencia y la Tecnología (DICYT).
El sistema podría ser utilizable en drones y, en general, en dispositivos aéreos de pequeño tamaño, conocidos como aeronaves no tripuladas (UAV, por sus siglas en inglés), cada vez más utilizados.
Los investigadores han realizado una simulación de las condiciones que tendría uno de estos aparatos en vuelo utilizando celdas de Peltier que, como explica Rubén Barba –uno de los investigadores del proyecto– son dispositivos “con dos caras en los cuales, si aplicas una diferencia de temperatura entre ambas, consigues una diferencia de potencial que genera energía suficiente para mover un pequeño motor”
Estas celdas podrían reportar ventajas de cara a un mejor aprovechamiento de la energía y, por lo tanto, de la autonomía de vuelo, añade Barba. “Sabemos que las turbinas del avión están a temperaturas muy altas, mientras que en el exterior de la aeronave, las temperaturas pueden ser muy frías”, comenta el investigador. Por eso, la simulación consiste en aplicar un foco caliente y un foco frío a unas celdas de Peltier conectadas al motor de una maqueta. De esta forma, consiguen demostrar que esa manera de obtener energía es válida, ya que genera electricidad suficiente para hacer que se mueva el pequeño motor de la aeronave.
Debido a que las celdas que utilizan necesitan una fuente de calor previa, el proyecto de los investigadores de la Escuela Politécnica Superior de Zamora está pensado como un sistema auxiliar que acompañaría a un motor principal. Al revertir la energía creada en ese mismo motor, supondría un ahorro de energía.
De acuerdo con Rubén Barba, “este sistema podría aplicarse a cualquier tipo de aeronave, aunque es preferible que funcione con motor eléctrico, tanto con una pila de hidrógeno como con baterías”.
En teoría, podría implementarse incluso en un avión comercial de grandes dimensiones, aunque en este caso la energía no se reinsertaría en el motor directamente, sí que podría utilizarse para los sistemas auxiliares que funcionan con electricidad.
No obstante, el objetivo de los investigadores es implementar el dispositivo en aeronaves no tripuladas de pequeño tamaño, que en la actualidad tienen un amplio mercado para diversos usos. Por eso, consideran que este proyecto puede tener una interesante salida comercial.