Al menos es lo que proyecta la comunidad de propietarios Lieven de Key de Amsterdam, la capital holandesa, donde conviven miles de personas en 1.600 hogares sociales y de estudiantes. La idea es canalizar el calor producido por las aguas residuales de las duchas, lavabos, lavavajillas y, como no, los WC, ya que el conjunto del flujo de estas aguas residuales alcanza una temperatura media de 16 grados durante todo el año.
Según Rienk Postuma, el jefe del proyecto, entrevistado por el periódico inglés The Guardian, se construirá un desvío alrededor del alcantarillado principal y se colocará un intercambiador de calor alrededor, con el objetivo de elevar la temperatura del agua y llevar el calor a las casas en tuberías aisladas. “Lo colocamos en una bomba de calor eléctrica, y el agua se calentará a una temperatura media de 60 o 70 °C,”, dice Postuma.
Se estima que el proyecto costará alrededor de 14 millones de euros, de las cuales unos 1,3 millones lo aportara el gobierno holandés. El proyecto se postula como un elemento clave en el objetivo del gobierno holandés para liberar a millones de hogares del país de su dependencia del gas para el año 2050.