Adelina Uriarte, presidenta de la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), señala que este proyecto, el primero de estas características en España, debería extenderse: "Desde PEP creemos que las escuelas infantiles y los colegios son los primeros edificios en los que se debe actuar, promoviendo su rehabilitación o edificación bajo estándar Passivhaus".
"La mayor parte de sus usuarios, los niños, son especialmente sensibles a su entorno. Además de garantizarles las condiciones óptimas para su crecimiento y aprendizaje con un entorno saludable y energéticamente eficiente es fundamental que conozcan las claves para materializar ese entorno y sus ventajas. Todo lo que un alumno aprende influye en el resto de ámbitos en que interactúa; todo lo que vive, lo interioriza. Ellos son el futuro y, sin duda, el mejor elemento multiplicador de una sociedad hacia la sostenibilidad energética”, añade.
Alta innovación
De acuerdo con la Plataforma, la rehabilitación está transformando este colegio en un espacio de alta innovación, que proporciona a sus usuarios un entorno más flexible, confortable, luminoso, energéticamente eficiente, sin contaminación acústica y con los niveles de oxígeno, temperatura y humedad adecuados para el funcionamiento óptimo del cerebro humano, facilitando tanto el aprendizaje de los alumnos como la labor pedagógica de los docentes.
Se está llevando a cabo con, entre otras medidas, la implantación de un aislamiento térmico y acústico de paramentos exteriores, ventanas de triple vidrio, ventilación mecánica con recuperadores de calor que es regulada por detectores de CO2, aleros exteriores que permiten la entrada de los rayos del sol durante el invierno y la impiden durante el verano, y uso de termostatos en los radiadores para evitar temperaturas excesivamente altas en las aulas.
Hasta el momento se ha rehabilitado cerca del 40% de la zona cubierta del colegio, con una inversión de aproximadamente 500 euros por m2, "que se recuperará a medio plazo gracias al ahorro energético que proporciona la obra terminada siguiendo criterios Passivhaus, de hasta el 85% frente al consumo del colegio previo a la rehabilitación", señalan desde PEP. Según datos de la Plataforma, la aplicación del estándar Passivhaus en un centro como este, con una superficie de 14.000 m2, ayuda a frenar el efecto invernadero en el planeta en la misma medida en que lo haría plantar 9.000 árboles, ya que puede ahorrar una emisión de CO2 anual a la atmósfera equivalente al volumen de este gas que absorbe dicha cantidad de árboles en un año".
Arquitectura para la Educación
Itziar Echeandía, directora del Área de Gestión y responsable de Calidad del centro educativo, explica: “en Carmelitas creemos que la educación es un factor clave para mejorar el mundo. Es nuestra responsabilidad poner al servicio de nuestros alumnos los conocimientos científicos más avanzados para que tengan el mejor aprendizaje. Por eso hemos desarrollado el proyecto ´Arquitectura para la Educación´ que, en el marco del modelo Passivschool, conjuga los últimos conocimientos de tres disciplinas: la neurociencia, la pedagogía y la arquitectura, y las pone al servicio de la educación y de la sostenibilidad”.
Mediante esta iniciativa, las áreas ya rehabilitadas del centro están siendo fuente vivencial de aprendizaje para sus cerca de 1.350 alumnos. El objetivo es que los niños conozcan de primera mano cómo funciona el edificio y qué hay detrás del nuevo entorno en el que se encuentran, más sano y energéticamente eficiente, y que va mucho más allá de una mera reforma estética.
Para Echeandía el balance hasta ahora es muy positivo. “Los indicadores de ahorro energético y de emisiones de CO2, el número de horas que se utiliza el espacio abarcando varias aulas, el número de actividades y proyectos pedagógicos que se realizan con la intervención de más de un grupo de clase y la satisfacción del alumnado y profesorado son muy buenos y van mejorando con el despliegue del proyecto”, explica.