El apagón, convocado desde la redes sociales, “es un reflejo de la indignación social por unos crecientes precios mientras las eléctricas siguen registrando beneficios”, señala la organización ecologista. “Pero no sólo hace falta bajar las facturas, es necesario reformar el sector en profundidad. Garantizar el acceso a la red de todas las personas, cubrir los costes reales del consumo de energía y caminar hacia un sistema 100% renovable, promoviendo el ahorro y la eficiencia”, añade.
En este sentido, Ecologistas en Acción insta a la sociedad a reducir su consumo al menos en un 30% de forma permanente, lo que se puede conseguir, y de forma inmediata, mediante mecanismos de eficiencia y racionalización del consumo.
La organización ecologista denuncia la falacia que ha supuesto la liberalización del mercado eléctrico puesta en marcha con la ley de 1997 y el ataque continuado que han sufrido las energías renovables en los últimos años por parte de gobiernos y UNESA. “La práctica totalidad de las actividades tanto de generación, como de distribución y comercialización están en manos de cinco empresas que funcionan a modo de oligopolio, con interés en seguir contaminando, y que son las que dictan las leyes que regulan el sector”, señala..
“Estas empresas han obtenido beneficios de miles de millones de euros al año, por encima del déficit que reclaman. La causa de esta paradoja es el propio funcionamiento del mercado eléctrico, que permite que se obtengan grandes beneficios en generación mientras se reclaman pérdidas en las actividades reguladas”. Este problema, explica, “se originó cuando en 2005 el gobierno optó por acumular deuda para no subir los peajes de acceso”.
Ocultar los costes reales, dice Ecologistas en Acción, “sólo conduce a tener que pagarlos en el futuro con intereses acumulados, aunque en el caso del mercado eléctrico estos costes sean más que discutibles”. La organización destaca que, en el terreno energético, “las actividades sucias e insostenibles, principalmente en manos de las grandes empresas (nucleares, térmicas, gran hidráulica...), no pagan los impactos sociales y ambientales que causan”.
Como ejemplo de ello señala los costes sanitarios por contaminación atmosférica, los costes de adaptación al cambio climático, o la gestión de los residuos radiactivos, que asume en su mayor parte la sociedad y los consumidores.
“Las renovables son la única opción a medio y largo plazo y para luchar contra el calentamiento global. Son ya una realidad viable técnica y económicamente, pero deben ir acompañadas de medidas de reducción drástica del consumo, lo que precisamente no interesa en un sistema en que las eléctricas sacan más beneficio cuanto más se consume”, concluye. .