En el proyecto participa toda la comunidad escolar de estos cuatro centros públicos: desde profesores y padres, a los responsables de cocina y el servicio de limpieza. Pero los principales protagonistas son los chavales, promotores de las ideas que se están implementando en los coles para lograr ese objetivo de ser cada día más eficientes, sin perder un ápice de bienestar, y lograr de paso un entorno más saludable.
Los niños y niñas, que rondan los 9-11 años, han aportado propuestas muy concretas y sencillas de ahorro en agua, electricidad y gas. Entre otras, medidas para reducir el caudal de agua en los grifos mediante el uso de gomas (perlizadores) que limitan la bajada del émbolo del grifo, o el cierre parcial de las llaves de paso; “ecovigilantes” encargados de apagar y encender las luces o de subir y bajar persianas; sensores de movimiento para la ilumniación; o colocar CDs en los radiadores para que el calor se distribuya mejor por todo el aula (y de paso darle un nuevo uso a los viejos CDs). Pero hay muchas otras medidas en marcha, como la colocación de paneles informativos para concienciar a todos de las actuaciones que se están llevando a cabo.
“Es un pastizal”
Esta es la respuesta dada por uno de los chavales implicados en la iniciativa cuando conoció que el gasto de energía (luz, calefacción y agua caliente) de su colegio (el Clara Campoamor) fue de más de 42.000 euros durante el año 2015.
En total, el gasto energético de los cuatro colegios públicos de Alpedrete (14.000 habitantes) superó los 125.000 euros en 2015, lo que supone casi el 17% del gasto total del Ayuntamiento en energía y agua y un 7,7% del presupuesto del consistorio, que también ha emprendido actuaciones de eficiencia energética en las instalaciones deportivas municipales (40% del gasto energético) y el alumbrado público (18%).
El concepto 50/50
El proyecto puesto en marcha en esta localidad madrileña arrancó en diciembre de 2016 y se conoce como 50/50, una iniciativa implementada por primera vez en Alemania y replicada con éxito en diferentes localidades, como la barcelonesa de Rubí, convertido en todo un referente europeo en la materia.
Su objetivo es identificar qué medidas se pueden aplicar en los centros educativos con el objetivo de reducir la factura de energía sin perder confort. Al finalizar el periodo de tiempo propuesto para el ahorro, se hace balance y de cada 100 euros ahorrados, 50 van directamente al colegio para que la comunidad escolar decida en qué emplearlos, y los otros 50 al Ayuntamiento, que se compromete a utilizarlos en nuevas medidas de eficiencia energética. De esta manera, cuánto mayor es el ahorro logrado, más incentivo hay para seguir adelante en estos nuevos hábitos.
Otra de sus ventajas es que es muy pedagógica y participativa, lo que resulta imprescindible para que los cambios en el entorno local perduren, más allá de los gobiernos de turno.
El proyecto cuenta con la participación de la empresa de no lucro Ecooo, que promueve la iniciativa 50/50 en 16 ayuntamientos repartidos por diferentes Comunidades Autónomas. Ya está operativa en tres colegios, pero hay bastantes más interesados en implementarla. La participación de Ecooo consiste en hacer el diagnóstico inicial del gasto energético del municipio y plantear cómo lograr ese modelo más eficiente y sostenible.
“La eficiencia energética es eso: conocer en qué gastamos de más, qué podemos hacer para reducirlo y hacerlo”, explica Rodrigo Irurzun, responsable de Ahorro y eficiencia energética de Ecooo. “La experiencia demuestra que solo el primer año de poner en marcha la iniciativa ya es posible ahorrar en torno a un 10%”.
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