Las cuatro unidades de biomasa de la central de Drax (antes de carbón) suman 2.600 megavatios (más de cuatro veces la potencia eléctrica instalada con biomasa sólida en España) y produce el doce por ciento de toda la electricidad renovable del Reino Unido y el cinco por ciento de la generada con todo tipo de fuentes.
Desde hace diez años, todas las cifras asociadas a la Drax Power Station (ubicada en North Yorkshire, Inglaterra) se mueven en lo superlativo. Desde el diario The Guardian aseguran que la transformación de la central de carbón en biomasa ha requerido subsidios gubernamentales de aproximadamente dos millones de libras esterlinas al día (1,7 millones de euros). A ellos hay que sumar los que recibe y recibirá para dar el gran siguiente paso.
“El proyecto de descarbonización más grande de Europa”
Ese paso es la utilización de tecnologías asociadas a la bioenergía con la captura y el almacenamiento de carbono (BECCS en sus siglas en inglés) para eliminar el dióxido de carbono que produce y convertirse así en 2030 en la primera empresa en conseguir un balance de carbono negativo, al considerarse neutra ahora por el CO2 que absorbe la vegetación con las que alimenta las cuatro unidades.
Will Gardiner presentó personalmente el proyecto en Madrid el pasado lunes, durante la 25ª Conferencia de las Partes del Convenio de Cambio Climático de Naciones Unidas (COP25). En su intervención reconoció el “apoyo y el compromiso acertados de los sucesivos gobiernos del Reino Unido” para convertir a Drax “en el proyecto de descarbonización más grande de Europa y su mayor fuente de energía renovable, reduciendo nuestras emisiones de carbono en más del ochenta por ciento desde 2012”.
Drax sigue necesitando el apoyo del Gobierno del Reino Unido
Gardiner y su compañía son conscientes que parte de las reducciones con las que el Reino Unido se presenta a la COP25 tienen que ver con la megacentral de North Yorkshire. También afirman que “hemos permitido una transición justa para miles de trabajadores del Reino Unido, que comenzaron su carrera en el carbón pero terminarán produciendo energía renovable, flexible y baja en carbono para trece millones de hogares británicos”.
Por este motivo, Gardiner vuelve a señalar que “con el apoyo del Gobierno y un régimen regulatorio efectivo para dar al sector privado la confianza para invertir e innovar, la bioenergía con captura y almacenamiento de carbono mantendrá el mismo camino”. Y concluye que, “al mismo tiempo, invertir en esta tecnología ahorrará muchos empleos existentes y creará muchos empleos de tecnología verde de próxima generación”.
BECCS: “pueden ser beneficiosas, pero también perjudiciales”
Sin embargo, las tecnologías BECCS no tienen aún el grado de madurez que requieren para ser consideradas plenamente sostenibles. Al menos así lo hizo ver hace un año un estudio del Grantham Institute del Imperial College de Londres. Una de sus principales conclusiones es que, “dependiendo de las condiciones de su despliegue, pueden ser beneficiosas, pero también perjudiciales para mitigar el cambio climático, debido a su ciclo de vida, balance de dióxido de carbono y de energía y uso de recursos”.
El informe (BECCS deployment: a reality check) prosigue con que “es difícil garantizar que proporcionen una eliminación neta de carbono oportuna y sostenible, al tiempo que genera energía a una escala adecuada”. Con esta incertidumbre y sus impactos sobre el suelo y la biodiversidad por la inyección de carbono, advierten que “los gobiernos deben ser escépticos acerca de un futuro que dependa única o fuertemente de BECCS y, en su lugar, prepararse e implementar opciones alternativas de mitigación lo antes posible”.
Ya captura una tonelada de CO2 al día
Desde Drax contestan que “tanto el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático como el Comité de Cambio Climático del Reino Unido están de acuerdo en que las BECCS son fundamentales para lograr emisiones netas de carbono cero para 2050”. Y defienden la tecnología que “se está ejecutando ya en fase piloto y exitosa” en la central de North Yorkshire, que captura una tonelada de dióxido de carbono al día.
Otro de los aspectos por los que se cuestiona constantemente a Drax su balance neutro de carbono es por importar millones de toneladas de pélets desde Norteamérica procedentes de la explotación forestal. Desde la compañía contestan que estos pélets se elaboran principalmente con desechos de aserraderos y “del crecimiento excesivo de la biomasa forestal”. Afirman que se han comprometido a “no obtener biomasa de explotaciones que provocan deforestación”.