“Los incentivos actuales no son suficientes para cubrir una nueva inversión amplia y estratégica que permita introducir a gran escala los biocarburantes de segunda generación”. El pasado martes, la división alemana de Shell presentó un informe en el que cuestiona que se pueda llegar a 2020 con la garantía industrial suficiente para cubrir las nuevas necesidades de estos biocarburantes si sale adelante el proyecto de modificación de directiva que promueve la Comisión Europea y que limita al 5% la participación de los procedentes de cultivos en 2020. “Las compañías necesitan ayudas para afrontar los costes de desarrollo y producción para cumplir con ese objetivo”, concluyen.
"Actualmente contamos con algunas plantas piloto de segunda generación, pero necesitaremos producir millones de toneladas, no cientos de miles de toneladas", comentó Joerg Adolf, jefe de Economía de Deutsche Shell, en una información recogida por la agencia Reuters. "Estas plantas a escala industrial necesitarán de tres a cuatro años para conseguir todo lo necesario para ponerse en marcha", añadió Adolf, quien pronosticó que no espera que se dé un flujo importante de producción procedente de estas plantas antes de 2020.
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