A raíz de la filtración a la agencia Reuters de la propuesta legislativa de la Comisión Europea en la que se recomienda limitar el uso de biocarburantes producidos a partir de cultivos por el cambio indirecto del uso de la tierra (ILUC, por sus siglas en inglés), Oxfam ha mostrado una satisfacción a medias. Marc Olivier Herman, portavoz de esta ONG, asegura que “es sin duda una excelente noticia que la Comisión Europea se dé cuenta, finalmente, de que los mandatos de biocombustibles de la UE están causando graves problemas, como el aumento de los precios de los alimentos, el agravamiento del hambre y la aceleración el cambio climático”. Sin embargo, añade, “el tope del 5% en el uso de biocombustibles de primera generación propuesto para el año 2020 no contribuirá a frenar el actual aumento desorbitado de los precios de los alimentos. Los mandatos de biocombustibles de la UE deben ser eliminados por completo”.
Herman va más allá en sus críticas y afirma que “los gobiernos de la UE y la Comisión Europea deben resistir el contragolpe de la industria y de los lobbies agrícolas que se han robustecido gracias a los enormes subsidios y a las exenciones fiscales resultantes de esta política sobre biocombustibles, mientras, a la vez, se malgasta el dinero de los consumidores y las personas pobres padecen hambre”. Concluye que “los ministros europeos de Energía deben descartar cualquier posible apoyo a la producción de los biocombustibles que compita con la de alimentos". Oxfam tiene previsto presentar en breve un nuevo informe (Las semillas del hambre) sobre el impacto de las políticas sobre biocarburantes de la UE.
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