La Unidad de Biocarburantes del Ciemat, dirigida por la investigadora Mercedes Ballesteros, estudia la manera de utilizar carburantes de origen vegetal alternativo a los actuales. Según informa el propio Ciemat, “a pesar de las dificultades tecnológicas a las que se enfrenta, y como fruto de este trabajo, algunas investigaciones se han empezado a trasladar a instalaciones preindustriales y se lleva a cabo una intensa colaboración con industrias nacionales e internacionales, especialmente europeas, debido a que las tecnologías desarrolladas ya están en posiciones muy cercanas a la comercialización”.
La primera fase de la investigación consiste en transformar los carbohidratos en azúcares, “tarea bastante compleja, ya que los azúcares de la biomasa lignocelulósica (paja y residuos forestales y agrícolas) están muy polimerizados y son más difíciles de 'cortar' que, por ejemplo, los del almidón”. El Ciemat considera que ante todo hay que buscar un método para abrir la fibra, mediante un tratamiento que convierta, por ejemplo, la paja en una forma de algodón, "algo en suma más desorganizado en el que pueda entrar el catalizador". Hasta ahora, esto se ha conseguido mediante el uso de un pretratamiento térmico denominado “explosión por vapor”, pero también se investigan procedimientos mecánicos que operen a temperaturas más bajas.
Se ha comenzado a trabajar con un equipo que, frente a los 200 ºC que requiere el tratamiento hidrotérmico, puede operar a 60 ºC, lo que, según el Ciemat, “además de representar un considerable ahorro energético, permite trabajar a bajas temperaturas más cercanas a los procesos biológicos, algo que puede resultar de gran interés para la industria”. En esta segunda línea de investigación en pretratamiento de la materia prima se trabaja en colaboración con el Instituto Nacional Politécnico de Toulouse y con la Universidad Autónoma de México, mientras que en la línea de explosión por vapor se hace con la empresa española Abengoa Bioenergía Nuevas Tecnologías.
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