El programa de investigación Deinochem, impulsado por la empresa tecnológica francesa Deinove (referente en la investigación de etanol de segunda generación) tiene como objetivo producir una nueva generación de compuestos químicos alternativos a los procedentes del petróleo. Para ello trabaja con bacterias de la clase Deinococci y con diferentes materias primas no alimentarias procedentes de paja de trigo, rastrojo de maíz y mazorcas, cultivos energéticos y residuos industriales y urbanos. La producción de biocarburantes es una de las metas de esta línea de investigación.
El proyecto ha sido elegido por la Agencia Francesa de Gestión de la Energía y el Medio Ambiente y por la Comisión General de Investigación para recibir una subvención de seis millones de euros, según informa el portal Biofuels International. El director general de Deinove, Emmanuel Petiot, afirma que “se trata de una de las mayores subvenciones concedidas en química vegetal por parte del gobierno”. Añade Petiot que “nuestro país ha priorizado claramente a la biotecnología en su programa de innovación industrial y considera a la química orgánica un sector estratégico para la inevitable sustitución de fuentes de energía procedente de combustibles fósiles que contaminan y se están agotando”.
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