Las deliberaciones y propuestas de las comisiones de Energía y Medio Ambiente del Parlamento Europeo sobre el futuro de los biocarburantes en la UE generan en los últimos días una oleada de posturas a favor y en contra. Una de las últimas aportaciones procede de las cooperativas europeas agrícolas y ganaderas (Copa-Cogeca), que no ve adecuada la vinculación constante entre reducción y encarecimiento de alimentos y biocarburantes. Pekka Pesonen, secretario general del Copa-Cogeca, afirma que, por el contrario, “la producción de biocombustibles proporciona importantes ventajas al sector de la alimentación animal, ya que las semillas de colza pueden utilizarse simultáneamente para la producción de biodiésel y para la elaboración de piensos, y la mayoría se destina a este sector”.
En Copa-Cogeca entienden que la alimentación animal resultante de la producción de bocarburantes debe considerarse como subproducto válido, por lo que, “si se produce menos biodiésel y bioetanol en Europa, como exigen algunas ONG, la UE tendría también que importar más harina de soja”. Argumentan que el aumento de la producción de biocarburantes en la UE también alivia la presión en las tierras en los países no europeos y ayuda a combatir la desforestación de los bosques tropicales. “Por consiguiente –añade Pesonen–, una reducción de la producción de biocombustibles incrementaría la dependencia para la alimentación animal y desembocaría en una pérdida de biodiversidad”.
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