La relación entre Renova y Curtis, el municipio coruñés donde se proyecta construir la planta de biomasa, viene de lejos. Hace más de cinco años ya intentó llevar a cabo allí un proyecto menor, de 10 MW, que al final no vio la luz. El de ahora, de 50 MW (150 MW térmicos), cuenta con el aval de estar dentro de la potencia adjudicada dentro de la subasta de renovables de principios de año, pero también con una contestación creciente del movimiento ecologista contra este tipo de plantas, de actualidad además tras celebrar el Día Internacional contra los Monocultivos de Árboles.
El mismo día que tenía lugar dicha efeméride (miércoles 21 de septiembre), la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Xunta de Galicia colgaba para su exposición pública el estudio de impacto ambiental simplificado de la planta. Renova precisa en él que “consumirá alrededor de 568.000 t/año de biomasa recolectada en la provincia de A Coruña”, y su funcionamiento “será continuo, con una operatividad garantizada anual de 8.000 horas y una producción bruta anual de 371.000 MWh, de los que se transferirán a la red 325.000 MWh”.
Tecnología más eficiente
En el estudio se afirma que la central utilizará la tecnología denominada “ciclo higroscópico, propiedad en exclusiva de Imasa, Ingeniería y Proyectos, haciendo de dicho proyecto uno de los más innovadores, competitivos y rentables del mundo”. Según la propia Imasa, se trata de “un ciclo de potencia caracterizado por trabajar con compuestos higroscópicos, los cuales optimizan la condensación del vapor de salida de la turbina, pudiendo trabajar con alto vacío a la salida de la misma y buenas condiciones de refrigeración. En definitiva, se aumenta la temperatura de condensación para una presión determinada en el condensador”.
Aunque es similar a la tecnología ORC (ciclo orgánico Rankine), el estudio destaca que aporta mayor producción de electricidad (aumento de rendimiento eléctrico neto entre 0,3 y 1%); disminución de emisiones de CO2 y otros gases (NOx, SOx…) por kWh producido y reducción del consumo de combustible; mejores condiciones de refrigeración con ahorro del 100% del consumo agua de refrigeración; disminución de los costes de operación y mantenimiento en un 25% y de los de inversión del ciclo de vapor en un 5%; y aumento de la vida de la planta y de su fiabilidad y disponibilidad.
Renova también expone las ventajas frente a las tecnologías de gasificación, centradas principalmente en el aumento de rendimiento eléctrico neto (valor medio para 22ºC de Tª ambiente, PCI medio de la biomasa y humedad media) de un 29.31%. Recuerdan que para el proceso de gasificación se necesita una mayor calidad del combustible y que “la humedad ideal está entre un 10 y un 15%, cifras que están muy por debajo de los valores que tendremos en la biomasa que alimentará la caldera, donde nos encontramos en un rango del 40 y el 60% de humedad”.
Efectos sobre flora, fauna y espacios naturales
En el apartado social estiman que “cuando la planta se encuentre a pleno rendimiento dispondrá de unos 40 puestos de trabajo directos”. Pero es en el apartado ambiental el que cuenta con mayores detalles de relación/afección con el entorno. Cuando se presentó en mayo la Coordinadora Estatal contra las Macroincineradoras de Biomasa, ecologistas gallegos sostenían que “los procesos administrativos que siguen las incineradoras en Galicia no están evaluando, entre otros aspectos, las afecciones a espacios naturales protegidos y su biodiversidad”.
En el informe de Renova sí se hace un repaso a la flora, fauna y espacios naturales afectados por la construcción y explotación de la planta. De partida se afirma que en la zona de actuación no se localiza ningún espacio de especial protección, ni ningún hábitat natural de interés comunitario ni especies en peligro de extinción. El lugar de importancia comunitario (LIC) Betanzos-Mandeo (Red Natura 2000) es el espacio natural protegido que se encuentra más próximo a las instalaciones, a unos ocho kilómetros.
Plan de seguimiento y vigilancia
El estudio asegura que la generación y emisión de gases como consecuencia del proceso de combustión de la biomasa conllevará una reducida degradación de la calidad del aire de la zona. Reconoce, no obstante, que “ante un fallo poco probable en el funcionamiento normal de las instalaciones, o ante riesgos de incendios, escapes o vertidos que puedan originar episodios de contaminación accidental, se provocaría un impacto de elevada magnitud sobre la calidad atmosférica, liberando al medio gran cantidad de gases y partículas”.
Para prevenir este tipo de contingencias, y prevenir y reducir sus efectos, se expone un plan de seguimiento y vigilancia de los principales efectos sobre el medio para garantizar el cumplimiento de las medidas preventivas y correctivas defendidas en el estudio. “Se trata de instrumentar un plan a medio y largo plazo –aseguran– que establezca controles periódicos que permitan detectar las desviaciones de los efectos previstos en las medidas protectoras o detectar impactos no previstos y, en consecuencia, redimensionar estas medidas o adoptar otras nuevas”.