El hueso de aceituna es utilizado actualmente como biocombustible de calefacción en más de 100.000 hogares, principalmente en Madrid, Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura, y sus ventas ascienden a casi 51 millones de euros anuales. Son datos aportados por la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom), que quiere que este comercio se normalice y unifique a lo largo de toda la cadena.
Con este propósito se han unido representantes de Cooperativas Agroalimentarias, que aglutina al 98 por ciento de las almazaras cooperativas de España; la Federación Española de Industriales Fabricantes de Aceite de Oliva (Infaoliva), que agrupa al 80 por ciento de las almazaras industriales; y la Asociación Nacional de Empresas de Aceite de Orujo de Oliva (Aneo), que representa a las 45 extractoras de orujo que operan en España.
Junto a los productores de hueso de aceituna, solicitaron la pasada semana al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación que “normalice su uso como biocombustible y que sea catalogado como subproducto energéticamente valorizable, con el fin de dar cobertura legal a los protocolos que se llevan a cabo actualmente en todo el proceso de la cadena comercial”.
Hueso de aceituna como biocombustible y mucho más
Desde Avebiom aseguran que “ahora mismo una misma empresa que opera en diferentes comunidades autónomas puede obtener más o menos facilidades para almacenar, limpiar, secar y distribuir hueso de aceituna como biocombustible, dependiendo de si en su normativa el hueso de aceituna está catalogado como residuo o como subproducto valorizable”.
Esta consideración no solo facilitaría que el hueso de aceituna se aprovechara como biocombustible sólido, sino también como abono, para evitar malos olores en sistemas de refrigeración y otros ambientes, conservar alimentos, rellenar almohadas y para fabricar cemento. En 2016,