En el prólogo del informe, José Graziano da Silva, director general de la FAO, conrrobora que “un tercio de la población mundial, principalmente habitantes de países menos desarrollados, depende de la madera como su principal o única fuente de energía”. Da Silva, además, incide en la trascendencia de un recurso que “utilizan para preparar alimentos inocuos y nutritivos y, en muchos casos, para esterilizar agua hirviéndola”. En un comunicado previo a la salida del informe, la FAO sostiene que “es hora de pasar de una perspectiva centrada en los árboles a otra centrada en las personas”-
En el informe El estado de los bosques del mundo se subraya que “la producción y el consumo de combustible de madera no es solo la principal fuente de energía para muchas personas, sino que además genera ingresos y empleo y contribuye a la seguridad alimentaria (como importante fuente de combustible para cocinar) y a la salud humana (cuando se utiliza para hervir y esterilizar el agua)”. Se recueda que alrededor de una tercera parte de los hogares del mundo depende del combustible de madera para cocinar alimentos, lo que supone unos 2 400 millones de personas.
2,5 millones de muertes anuales por mala combustión en hogares
Pero la FAO es consciente que queda mucho por mejorar, tanto en la ámbito de la gestión forestal como en el uso posterior de los biocombustibles. El informe recoge que alrededor de 2,5 millones de personas fallecen al año debido a los efectos de la inhalación a largo plazo de humo como consecuencia del uso de combustible de madera para cocinar y, en algunos casos, para calefacción. Casi todas estas muertes ocurren en África, Asia y Oceanía. “Estas cifras representan aproximadamente el 12 % de la mortalidad anual de los niños (menores de cinco años) y el 3 % de la de adultos”, confirma la FAO.
Por este, y otros motivos, se considera que “las políticas forestales deben abordar explícitamente el papel que desempeñan los bosques en el suministro de alimentos, energía y vivienda”. En el balance que se hace en el informe consideran que muchos países han logrado avances enormes en cuanto a fortalecer la tenencia y los derechos de acceso a los bosques y brindar apoyo a grupos de usuarios, pero avisan que “persiste una desconexión importante entre las políticas, centradas en las actividades del sector forestal formal, y el inmenso número de personas que utilizan los bosques para satisfacer sus necesidades de alimentos, energía y vivienda”.
Esfera prometedora y posibilidad de crecimiento sostenible
Algunos datos aportados reflejan que “la dendroenergía representa el 27% del suministro total de energía primaria en África, el 13% en América Latina y el Caribe y el5 % en Asia y Oceanía”. Para Europa y Norteamérica calcula entre un 2% y un 5%. Otros de los datos destacados es que el suministro de energía primaria a partir de la madera supera el 90% en 13 países africanos, así como en Bután y la República Democrática Popular Lao. En el caso de Ruanda, Uganda y Burundi estos porcentajes llegan al 100%.
La FAO sostiene en el informe que “la dendroenergía constituye una esfera prometedora para muchos países”. Entiende que es posible aumentar en forma sostenible su disponibilidad mediante la plantación de pequeños lotes forestales y la agrosilvicultura; que es relativamente fácil introducir tecnologías y técnicas mejoradas de fabricación de carbón vegetal; y que puede existir un potencial no aprovechado para generar energía a partir de los residuos de madera de la industria de transformación.
Gestión forestal y planificación del uso de la tierra
Por lo que respecta a la utilización de los biocombustibles, el informe considera que “es probable que haya oportunidades de mejora si, por ejemplo, se emplean cocinas más adecuadas, que requieran menos madera para satisfacer las necesidades energéticas y reduzcan los efectos sanitarios negativos del empleo de combustible de madera para cocinar”.
En la publicación se constata que la demanda de bienes y servicios forestales sigue creciendo y que será necesario un aumento considerable de la productividad y la eficiencia en el uso de la tierra para proporcionar alimento, vivienda y energía a una población mundial creciente que se estima llegará a 9 000 millones de habitantes para 2050. “Los países hacen frente a este desafío de diferentes modos, aplicando una combinación de enfoques que tienen como objetivo el fomento general de la gestión forestal sostenible y la planificación del uso de la tierra”, resume el trabajo de la FAO.
“África y Europa, en particular, han contemplado muchas iniciativas en materia de políticas que abordan la energía forestal”, avanzan en el informe. En África, explican, las políticas centran su atención en el aumento de la eficiencia energética de la leña y la prevención de la degradación forestal. En general, 39 países señalaron medidas destinadas a incrementar la utilización de biomasa