La decisión es empresarial, pero el acompañamiento del Gobierno es esencial. Así ha pasado en Francia, donde el Ejecutivo de Emmanuel Macron ha comenzado a estudiar la conversión a biomasa de la mayor central de carbón del país, la de Electricité de France en Cordemais (1.200 megavatios). Antes, Reino Unido, Dinamarca, Bélgica y Países Bajos han seguido procesos similares.
En España, la semana pasada tuvo lugar una reunión de la Plataforma de Regiones Carboníferas de la Comisión Europea que fue tildada por la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, como “un paso más en el compromiso adquirido por el Gobierno y el ministerio con el futuro de las comarcas mineras”.
De dicha cita no salió una palabra que hablara de la conversión a biomasa de algunas centrales, pero desde el Miteco afirman que “dentro de los planes de transición ecológica cualquier nueva vida para las centrales de carbón es contemplada con beneplácito, y más si es a partir de energías renovables como la biomasa”.
A punto el Plan de Acción Urgente para las Comarcas Mineras
El Miteco se remite al Acuerdo Marco para una Transición Justa de la Minería del Carbón, “donde se define un plan social de protección para los trabajadores del carbón afectados por los cierres de minas, ya plasmado en el Real Decreto-ley 25/2018”. “El impacto cero” sobre el empleo y la población” es una de las máximas del Gobierno.
“Se trata de prestar apoyo a las zonas vulnerables para generar actividad y empleo contando desde el primero momento con una importante participación e implicación social”, apuntan desde el ministerio, y para lograrlo, “el compromiso formal de todos los actores, la exhaustiva planificación y el seguimiento serán la clave”.
Anuncia igualmente que el Plan de Acción Urgente para las Comarcas Mineras se presentará en las próximas semanas, junto a la Estrategia de Transición Justa, y aunque no adelantan contenidos, desde las propias zonas mineras hay voces que reclaman la biomasa para revitalizar estas zonas.
Los sindicatos reclaman la biomasa
Hace un par de semanas, los sindicatos Comisiones Obreras y el Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias (SOMA-UGT) plantearon a Hunosa, empresa dependiente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que cumpla con la intención mostrada en más de una ocasión de construir una central eléctrica de biomasa en la escombrera de Reicastro, en sus instalaciones de Mieres (Asturias). Similares intenciones de revitalizar zonas mineras están detrás de proyectos como el de Forestalia en Cubillos del Sil (León).
Hunosa, y en concreto su central de carbón La Pereda, ubicada igualmente en Mieres, ha sido la que más cerca ha estado de lograr la co-combustión con biomasa, y sigue siendo la más preparada para ello. Gracias a diversos proyectos de investigación, en 2013 se llegó al 30 por ciento de co-combustión con biomasa.
Pero La Pereda, con 50 MW, es un pequeño ejemplo de las centrales existentes en España, si miramos, entre las más grandes, hacia las centrales de Endesa de As Pontes de García Rodríguez (A Coruña), con 1.468 MW; Compostilla en Cubillos del Sil, con 1.312; Carboneras (Almería) con 1.159; y Andorra (Teruel) con 1.102.
Cuando España apostaba por 1.150 megavatios de co-combustión
En declaraciones a Energías Renovables, el Miteco, afirma que optar por la co-combustión “forma parte de una decisión empresarial”, sin perder de vista que “otra principal preocupación es garantizar el suministro eléctrico”. Sin embargo, hubo un tiempo en el que el Gobierno si tenía claro que había que apostar por la co-combustión de carbón con biomasa.
El Plan de Energías Renovables 2005-2010 es el mejor ejemplo de ello, ya que en él se llegaba a proponer la modificaciónde la Ley 54/1997 del Sector Eléctrico para el “fomento de la co-combustión” e incluirla en el Régimen Especial de producción eléctrica “dentro de las actuaciones de fomento de nuevas actividades económicas de las zonas de reconversión minera del carbón”.
En el esquema de actuación que se diseñó figuraba en primer lugar el “establecimiento de contactos con las compañías eléctricas, poseedoras de centrales de carbón, con el fin de impulsar los correspondientes estudios de viabilidad”. Es decir, lo que está haciendo Francia ahora mismo.
A partir de aquí, y con el horizonte puesto en 2010, se establecían incluso objetivos de combustión para 2010 para todas las centrales de carbón. Por ejemplo para Carboneras era de 115 MW, para Andorra de 110, para Compostilla de 131 y para As Pontes de 146. Pero también había para Abono en Asturias (91 MW), para Los Barrios en Cádiz (56 MW) y para La Robla en León (65 MW). En total se preveían 1.150 MW de co-combustión.
El proyecto, como siguen recordando desde el Miteco, y en especial desde el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), se guardó en un cajón que nunca más se volvió a abrir, o se abrió para sepultarlo con otros proyectos. Es posible que ahora se den las condiciones para desempolvarlo, aunque son muchas voces, científicas y ecologistas, las que alertan sobre los riesgos de quemar grandes cantidades de biomasa en estas centrales, sobre todo para los bosques.