Se volvió a oír en Expobiomasa: “como las extracciones son inferiores al crecimiento anual, esto conlleva la acumulación de existencias en el monte que no se están valorizando, con la consiguiente pérdida de riqueza y disminución del estado óptimo de las masas forestales, así como un incremento en el riesgo de incendio y en la gravedad de los mismos por la elevada carga de combustible”.
Esta es una de las frases que la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España (COSE) rescata de la jornada ¿Quién compra biomasa forestal?. Organizada por la propia COSE, la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom) y la Asociación Nacional de Empresas Forestales (Asemfo) su objetivo era “conocer la opinión sobre las expectativas del mercado actual y la demanda a medio plazo de la mano de algunos de los compradores de biomasa forestal más activos en España”.
Escasa rentabilidad
Aparte de una llamada a un mejor y mayor aprovechamiento de la biomasa anual que crece en los bosques se apuntó que “los selvicultores buscan valorizar un recurso y los compradores necesitan rentabilizar al máximo su negocio para poder ser competitivos”.
En el resumen realizado por COSE se reconoce que “los costes actuales de aprovechamiento maderero en España y el precio de mercado del producto hacen inviable poner en producción mucha madera que queda en los montes sin utilizar”.
“Es necesario acometer inversiones en el monte muy importantes, difíciles de amortizar”, apostillan. “La biomasa forestal para generación de energía térmica a través de instalaciones de calor –prosiguen en el resumen– ha experimentado un buen incremento, pero requiere un gran volumen de consumo para alcanzar rentabilidad. Necesitamos demanda para crear un motor económico”.
Confianza en la astilla
A partir de esta situación, otra de la conclusiones fue que “el sector necesita urgentemente un apoyo de la política forestal, que podría venir por los planes de desarrollo rural, incentivos económicos o fiscales a la inversión en gestión forestal y un marco regulatorio adecuado”.
Por último, se afirmó que “el sector mira con optimismo la evolución de las técnicas en torno a la astilla; se prevé que puede tener un buen recorrido siempre que sea de calidad”. En este sentido se habló de “trabajar en la certificación, trazabilidad, estandarización y normalización de la astilla”.
Certificación para mejorar la sostenibilidad
Sin salir de este ámbito y de Expobiomasa 2017, la Asociación para la Certificación Española Forestal, más conocida por sus siglas en ingles PEFC, entregó a doce empresas del sector de la biomasa los diplomas de adhesión a la Red de Entidades Responsables con la Sostenibilidad Forestal (RER).
Ana Belén Noriega, secretaria General de PEFC España, recordó que “la RER tiene la misión de actuar como punto de encuentro entre entidades sensibilizadas con la sostenibilidad forestal y divulgar herramientas como la certificación forestal y las compras responsables para contribuir a la conservación de los bosques y al desarrollo del medio rural”.
Bosques como laboratorios para la adaptación al cambio climático
Desde la sección española de la otra entidad certificadora de la sostenibilidad forestal, el Forest Stewardship Council (FSC), también han surgido iniciativas para mejorar la viabilidad de los bosques como productores y reservas de la biodiversidad.
En concreto, tres bosques certificados FSC se convertirán en los próximos meses en “laboratorios naturales de investigación donde estudiar cómo es posible mejorar la adaptación de los pinares españoles al cambio climático gracias a la puesta en marcha de modernas técnicas forestales”.
Valsaín, en el Parque Nacional Sierra de Guadarrama (Segovia); el monte Navahondona, en el Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén); y los montes vecinales en mano común de la parroquia de Barrantes (Pontevedra) han sido elegidos para evaluar los impactos ambientales y la vulnerabilidad que registran ante el cambio climático.
Una coctelera explosiva
Para finalizar, desde el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales piden volver la mirada hacia las llamas que arrasan el noroeste peninsular: “las masas forestales, flora y fauna, paisaje, bienes y vidas se encuentran en jaque y son víctimas de una agresión sin precedentes. Los responsables y causantes de los incendios forestales en España no deben salir impunes y sobre ellos debe caer todo el peso de la ley”.
No obstante, además de la mano criminal, el mismo colegio quiere que no se olvide que en la coctelera se han de añadir, entre otras, “las condiciones meteorológicas, el abandono de nuestros bosques, la crisis que atraviesa el mundo rural actual que comporta la pérdida de aprovechamientos tradicionales del monte (recogida de leñas, pastoreo intensivo,…) de la capacidad de detección y extinción inmediata por parte de la población rural, la pérdida de caminos rurales al invadirlos la maleza y el conocimiento del territorio”.