Los agricultores españoles no quieren perder el tren de los biocombustibles

“Si Alemania, Francia y el Reino Unido están de acuerdo en potenciar los biocombustibles sólidos y líquidos será por algo. Y no sumarse a esa apuesta nos hará perder muchas oportunidades”. Así se expresaba Javier Narváez, responsable de Biocombustibles de la cooperativa agropecuaria Acor, con sede en Valladolid. Y lo hacía ante una audiencia dominada por agricultores, que llenaban el Paraninfo del Rectorado de la Universidad de Castilla-La Mancha, en Ciudad Real.

Narváez es la voz de los más de 9.000 socios que tiene Acor en Castilla y León y que se han lanzado de lleno a invertir en renovables. De hecho, desde abril se llevan a cabo las obras de la planta de biodiésel que la cooperativa construye en la localidad vallisoletana de Olmedo y que utilizará colza y girasol como materia prima. “Sabemos que el sector de los biocombustibles sólidos y de los biocarburantes está naciendo, y que necesitará un proceso de maduración en el que tememos la variabilidad de precios, pero es una oportunidad para nosotros”.

De la misma opinión es José Manuel Díaz Salazar, consejero de Industria y Tecnología de Castilla-La Mancha. “Después del régimen de subsidios de la Política Agraria Común (PAC), los cultivos energéticos son una alternativa para miles de hectáreas y de familias que viven del campo”. Castilla–La Mancha tiene es estos momentos dos plantas de producción de biodiésel –Almadén y Santa Olalla–, cuatro en construcción y ocho en proyecto.

Pablo Eugui, presidente de la Sección de Biocarburantes de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA), puso como modelo a Suecia, “el único país de la Unión Europea que ha alcanzado el objetivo del 2% de biocarburantes en 2005”, tal y como plantea la Directiva 2003/30/CE. Todas las gasolineras del país escandinavo, unas 4.000, ofrecen ya una mezcla de biodiésel al 5%, y de ellas 360 lo ofrecen al 85%.

En opinión de Jesús Fernández, catedrático de Producción Vegetal y presidente de la Asociación para la Difusión del Aprovechamiento de la Biomasa en España (ADABE), “sólo los cultivos energéticos pueden garantizar la verdadera sostenibilidad y la estabilidad de precios de las materias primas en este sector”. Centrado en la investigación del cardo desde hace dos décadas, Jesús Fernández habló del Biocard, un proyecto europeo que está estudiando el cultivo del cardo en 100 hectáreas en Beja (Portugal) con una doble aplicación, como combustible sólido y para la producción de biodiésel a partir de las semillas.

Entre los participantes en la jornada hubo múltiples referencias a la calidad del biodiésel. Magin Lapuerta, investigador principal del grupo de biocombustibles y motores técnicos de la Universidad de Castilla-La Mancha, se refirió a ella como un “reto indispensable que acabe con la mala imagen” que puede acompañar a los biocarburantes por algunos casos de malas prácticas. Y porque sólo así se verán cumplidas las “estimaciones que hablan de que los biocarburantes pueden alcanzar en Europa el 25% en 2030".

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