Cambia de gasóleo a biopropano. Es uno de los mensajes que ha comenzado a lanzar Primagas para tratar de convencer a empresas y hogares de las ventajas del gas renovable que empieza a distribuir este mes, y de forma exclusiva, en España. El gancho es rotundo: el biopropano puede reducir hasta un 80% sus emisiones de carbono sin hacer ningún cambio en sus sistemas de almacenamiento, transporte o consumo actuales. Beneficios ambientales, en línea con las nuevas limitaciones que impone la legislación comunitaria europea, sin que se vea afectada la eficiencia del combustible.
Primagas forma parte del Grupo SHV, una empresa familiar con sede en los Países Bajos. Con más de 16.000 empleados y actividad en 27 países, su objetivo se centra en ofrecer soluciones de energía bajas en carbono. SHV Energy es a día de hoy el mayor proveedor de gases licuados del petróleo (GLP) en el mundo, pero su intención es que esos suministros de productos de gas sean cada vez más renovables, lo que significa más gases renovables de origen biológico que tienen menos emisiones de carbono. “El biopropano juega un papel importante en nuestros objetivos de sostenibilidad para Primagas y SHV Energy –explica Rebecca Groen, directora de Biocombustibles de SHV Energy–. De hecho, planeamos aumentar considerablemente nuestra cartera de biocombustibles en los próximos 20 años”.
Qué es el biopropano
El biopropano es un gas renovable y sostenible. Está hecho de una mezcla de residuos y materiales de origen orgánico. Es un subproducto de la fabricación del hidrobiodiésel a partir de aceites vegetales, de cuyos gases secundarios se separa y purifica el biopropano. Químicamente es idéntico al propano convencional pero, a diferencia de éste, no proviene de combustibles fósiles sino que tiene un origen completamente orgánico. Es decir, utiliza las mismas instalaciones y tiene el mismo poder calorífico que el propano, con la ventaja de que su producción reduce las emisiones de CO2 hasta en un 80%. Tiene las mismas aplicaciones y equipos y se transporta y almacena en los mismos tanques.
El biopropano y el propano convencional se pueden mezclar y hacer que la cadena de suministro sea más eficiente, a través de un método llamado “balance de masa”. El biopropano se puede utilizar para cualquier negocio de la misma manera que el propano convencional, por lo que no es necesario cambiar los equipos, vehículos o infraestructura de suministro existentes.
“El biopropano es molecularmente idéntico al equivalente fósil o propano convencional. Como tal, cumple con todos los estándares asociados con el suministro y uso de propano y tiene idénticas propiedades químicas, físicas, energéticas y de combustión”, explica Keith Simons, científico principal de SHV Energy. Así, cuando un cliente hace un pedido de biopropano, recibe una mezcla de ambos para evitar el transporte adicional que generaría emisiones innecesarias.
Durante la fabricación, las materias primas se someten a una serie de tratamientos complejos. Se combinan con hidrógeno en un proceso llamado hidrogenólisis, que separa y purifica su contenido de energía. Durante el proceso de refinación se producen una variedad de subproductos, unos gases residuales que contienen propano o biopropano. Por cada tonelada de biodiésel se generan 50 kg de biopropano. Este coproducto se purifica para que sea idéntico al propano convencional.
El biopropano que distribuye Primagas proviene de diferentes productores con los que la compañía tiene acuerdos de compra. Entre ellos destaca Neste Oil, el primer productor mundial de hidrobiodiésel y de biocombustibles avanzados. En su fábrica de Rotterdam (Países Bajos) el biopropano es un coproducto del innovador proceso de producción de biodiesel NEXBTL.
En enero de 2017 la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) dio el visto bueno a una propuesta de resolución del entonces Ministerio de Energía para que el biopropano fuera incluido en la orden de fomento de biocarburantes.
Gas renovable certificado
Cuando Primagas suministra biopropano ofrece un certificado de gas ecológico, que garantiza las cualidades de toda la cadena de suministro y avala su autenticidad, del mismo modo que lo hacen los certificados de garantía de origen en la electricidad que procede al 100% de fuentes renovables. “Con el certificado aseguramos la trazabilidad de todo el biopropano entregado y utilizado, al tiempo que destaca la cantidad de CO2 ahorrado por todos nuestros clientes ecológicos”, apuntan desde la compañía. “Sea cual sea tu industria o tamaño de tu empresa, con nuestra cobertura nacional, capacidad de almacenamiento eficiente, red de entrega y telemetría, somos el socio en el que puedes confiar para mantener tu negocio en funcionamiento. Y hacerte más verde”.
En la Unión Europea hay unos 40 millones de hogares en áreas rurales en las que viven 114 millones de personas que no están conectadas a las redes de gas. Cerca de la mitad dependen de los combustibles fósiles para cubrir sus necesidades de agua caliente y calefacción. Son datos de la iniciativa The Future of Rural Energy in Europe (FREE), creada por SHV Energy en 2010 para promover el uso de energía sostenible en comunidades rurales y añadir nuevas perspectivas al debate energético y climático de la UE.
En un informe de FREE publicado en noviembre de 2018, los estudios de modelización de la descarbonización rural mostraban que en los seis países europeos donde los combustibles fósiles mantienen altos niveles de penetración –España, Francia, Reino Unido, Bélgica, Alemania y Polonia, que suman el 73% del consumo en Europa– es posible hacer progresos considerables si se quiere alcanzar el objetivo de reducir en un 80% (sobre los niveles de 1990) las emisiones de gases de efecto invernadero para 2050.
Los propios países ya han empezado a dar pasos en este sentido. Francia se ha comprometido a eliminar el uso de derivados del petróleo para la producción de calor en zonas rurales para 2027. Dinamarca se ha dado de margen hasta 2030. Lo mismo que el Reino Unido (aunque en este caso también incluye el carbón). Y Bélgica eliminará todas las calderas diésel en 2035.
El estudio de FREE ha diseñado dos escenarios alternativos al uso de combustibles fósiles para cubrir las necesidades de calor en zonas rurales. El primero se basa en una conversión total de los actuales sistemas a bombas de calor eléctricas. El segundo incluye un 44% de calderas de biomasa, otro 44% de calderas de biopropano, y un 12% de bombas de calor. El resultado es que en el primer caso se consigue una reducción del 90% de emisiones de CO2 con un coste de 30.000 millones de euros. En el segundo escenario se logra reducir las emisiones un poco menos, hasta el 88%, pero el coste es notablemente inferior, de 11.000 millones de euros. Lo que demostraría que la contribución de la bioenergía en forma de biomasa y de biopropano podría contribuir a alcanzar objetivos de descarbonización similares con un tercio de las inversiones necesarias.
La andadura del biopropano comienza en España de la mano de Primagas. Seguiremos atentos la evolución de un gas renovable que puede aportar enteros a la descarbonización de nuestra economía.