En menor medida que en la biomasa, los objetivos en el caso del biogás tampoco son especialmente ambiciosos, sobre todo si se piensa en las potencialidades demostradas por investigaciones como las de proyecto singular y estratégico Probiogás. Ya en el PER 2005-2010 se preveía llegar a los 235 MW de potencia instalada y a los 1.417 GWh de producción anual. Sin embargo, según los datos del nuevo plan, partiendo ahora de 177 MW y 745 GWh, ni tan siquiera en 2015 se lograrán las viejas metas (220 MW y 1.302 GWh), y habrá que esperar a 2020 para ver cómo se sobrepasan, con 400 MW y 2.600 GWh.
Pero está claro que el salto quiere que sea cualitativo, y nada como la inyección de biometano en la red de distribución de gas para atestiguarlo. En el borrador se considera necesario avanzar en medidas de carácter normativo que permitan esa inyección, “salvaguardando la seguridad del sistema y al mismo tiempo garantizando el acceso no discriminatorio a la red de un gas de origen renovable”, concluye el texto. Además, no se olvida el aspecto económico: “es preciso desarrollar mecanismos de apoyo eficientes, sabiendo que se trata de una aplicación en la que tienen gran importancia las economías de escala”.
Subvenciones a instalaciones de biogás agroindustrial
Pero que nadie se haga ilusiones, el PER puntualiza que “los actuales costes de depuración e inyección, así como el estado aún poco desarrollado del sector del biogás agroindustrial y de la normativa necesaria para facilitar la inyección a la red, hacen pensar que la implantación de esta aplicación del biogás sea lenta, reduciéndose a proyectos aislados durante los primeros años del periodo 2011-2020 y aumentando su uso a partir del año 2014”. Es más, a la hora de calcular la estimación indicativa del año de entrada en competitividad de las distintas energías renovables con el mercado eléctrico, todas las de biogás lo harían más allá de 2018, y algunas (las de mediano y pequeño tamaño) en un horizonte que supera 2030.
Además de las medidas normativas compatibles con la biomasa, como la creación y regulación de la figura de la explotación agraria productora de energías renovables y la elaboración de un programa nacional de desarrollo agroenergético, el borrador el PER propone otras específicas. Entre estas están, además de la creación del marco legal que permita la inyección de biometano en las redes de gas natural, el fomento de la aplicación agrícola de los digestatos procedentes de procesos de digestión anaerobia y, ya entre las medidas económicas, la subvención a instalaciones de biogás agroindustrial que reconozcan las emisiones de gases de efecto invernadero evitadas.