Gracias a la valorización del hollejo y las pepitas de uva y las lías de fermentación (residuo del proceso de elaboración del vino) se han obtenido en una fase piloto aceite de semillas de uva, antioxidantes naturales de alto valor en alimentación, cosmética y farmacia (extractos polifenólicos), biofertilizantes y biogás. La información, difundida en agosto por Ainia Centro Tecnológico, y recordada ahora de cara a la jornada a celebrar la próxima semana, apunta también el trabajo que realizan para lograr escalados industriales que permitan alcanzar costes de producción más competitivos.
Clamber (Castilla-La Mancha Bio Economy Region) es un proyecto cofinanciado en un 80% por el fondo tecnológico del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) cuyo máximo exponente es el desarrollo y construcción de una biorrefinería en Puertollano (Ciudad Real). Ainia recuerda que el objetivo es “fomentar la bioeconomía en Castilla-La Mancha y el desarrollo de la investigación aplicada para las pymes con un enfoque integrado y sostenible para el aprovechamiento de los subproductos de la industria vitivinícola”.
Biogás en España y bioetanol en Australia
En el reparto de fondos de I+D+i dentro de Clamber, Ainia se adjudicó dos lotes que ascienden a 612.400 euros. En el centro tecnológico afirman que “hay un interés creciente en la recuperación de los compuestos bioactivos a partir de los derivados de la uva que van más allá de las técnicas tradicionales para obtener alcohol destilado, rectificado y/o aguardiente”. Añaden que “las semillas de uva son muy ricas en antioxidantes polifenólicos con potenciales beneficios para la salud, hoy muy demandados por las industrias de la alimentación, nutracéutica y farmacéutica.
Según estimaciones de Ainia, “por cada 100 kilos de vino producido se generan 25 de residuos de la uva”. No es la primera vez que se investiga sobre el aprovechamiento energético de este tipo residuos. Un trabajo de la Universidad de Adelaida (Australia) demuestra que se pueden obtener hasta 400 litros de bioetanol a partir de la fermentación de una tonelada de residuos de uvas, que incluye los hollejos u orujo, los tallos de los racimos, las hojas y las semillas o pepitas. Es decir, todo aquello que no se emplea en la elaboración del vino.
Habrá oportunidad de conocer más detalles en torno al proyecto Clamber el próximo 3 de diciembre en las instalaciones de Ainia en Paterna. Allí se celebrará la jornada de innovación La biorrefinería como apuesta de futuro en el uso sostenible de la biomasa.