“Como dato interesante, este nuevo fango granular alcanzó en condiciones controladas de laboratorio una producción de biogás tres veces superior a la biomasa utilizada en Eurofrits”. Los responsables del proyecto WOGAnMBR (acrónimo en inglés del nombre completo: Desarrollo y demostración de AnMBR –Anaerobic Membrane Bioreactor– para el tratamiento y valorización de aguas residuales complejas de industrias alimentarias) hacen esta primera valoración tras el paso de la planta piloto por Eurofrits y Matutano.
Son las dos industrias de alimentación en las que se ha probado la planta piloto (en la foto) que utiliza la tecnología AnMBR. Eurofrits, situada en Pozuelo de Alarcón (Madrid), produce principalmente congelados de carne, pollo, pescado, croquetas y patatas y Matutano patatas fritas en Burgos. En la primera estuvo entre marzo y octubre de 2016 y en la segunda desde este mes hasta ahora.
“Calidad en metano del 75 por ciento”
Desde la página web del proyecto añaden que la planta piloto “ha trabajado con distintas cargas orgánicas, desde valores de 2 hasta 4.5 kgDQO/m3∙d (demanda química de oxígeno por metro cúbico), con un buen comportamiento de la biomasa que ha logrado llegar hasta los 9.600 litros diarios de biogás con una calidad en metano del 75 por ciento”.
Con WOGAnMBR se quiere demostrar la viabilidad técnica, económica y ambiental de un innovador biorreactor anaeróbico de membranas (AnMBR) para lograr un proceso eficiente que digiera la materia orgánica (muy contaminada por grasas y aceites), produzca biogás y filtre el agua. “La finalidad es reducir al máximo posible la producción de fangos y establecerse como autosuficiente desde el punto de vista energético”, resaltan desde este proyecto, que lidera la Universidad de Burgos (UBU).
Adaptable a cualquier proceso de la industria alimentaria
Victorino Díez, coordinador del proyecto y profesor de Biotecnología y Ciencias de los Alimentos de la UBU, afirma que “con el sistema de membranas diseñado se consigue un ultrafiltrado de aguas residuales industriales que las hace perfectamente aptas para usarlas para el riego, ya que desparecen todo de tipo de partículas sólidas que provocan atascamientos”.
Añade Díaz la importancia de la versatilidad de la planta: “Nos podemos adaptar a diferentes aguas y procesos, dependiendo si hay una mayor o menor carga orgánica. El objetivo es introducirlo en la estructura de las fábricas”. En España hay más líneas de investigación asociadas al aprovechamiento del agua y el biogás dentro de la industria agroalimentaria, como los que desarrolla Ainia Centro Tecnológico.
En WOGAnMBR participan, además de la UBU, Eurofrits y Pepsico, el Centro Tecnológico del Agua (CETaqua) y la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB). El proyecto, enmarcado en el programa LIFE de la Unión Europea, comenzó en julio de 2014 y acaba en junio de este año. Cuenta con un presupuesto de 1,2 millones de euros, de los que la UE aporta el cincuenta por ciento.