Lo de contar plantas de biogás industrial con los dedos de una mano, o a la sumo con los de las dos, como dice el sector, se va a acabar. Al menos eso es lo que prevé el Plan de Energías Renovables 2011-2020, ya que de los 2.600 GWh/año que se esperan producir en 2020, 1.728 procederán de deyecciones ganaderas y otros residuos agroindustriales. “La evolución prevista para las instalaciones de generación eléctrica a partir de biogás tiene en cuenta que el biogás agroindustrial jugará un papel predominante, y que su actual escasa implantación irá aumentando de forma sustancial a lo largo del periodo de vigencia del plan”. El resto se lo reparten vertederos, digestores de residuos sólidos urbanos y lodos de depuradoras de aguas residuales.
Julio Artigas, jefe del Departamento de Biomasa y Residuos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), afirmó la pasada semana, durante la presentación del PER 2011-2020, que “el biogás cuenta con una tecnología madura”, a lo que tocaba preguntar por qué entonces ese escaso grado de desarrollo actual. En respuesta a Energías Renovables, el IDAE aclara que “la madurez de una tecnología viene determinada por su demostrada viabilidad técnica y por la previsión de unos costes de generación estables”. “Las múltiples referencias de plantas de digestión anaerobia de residuos agroindustriales –añaden– demuestran que es una tecnología plenamente viable y el estudio de prospectiva tecnológica realizado en el marco de los trabajos preparatorios del PER 2011-2020 indica que la evolución en el horizonte 2020 de los costes de generación de las plantas de biogás agroindustrial es casi plana respecto a la situación actual”.
Adaptar las primas a los objetivos del PER y legislar para inyectar biometano en la red
El IDAE explica que esa tecnología madura se ha implantado poco a nivel industrial debido a las barreras que existen, entre otras, “la problemática asociada a la gestión del digestato, la complejidad de la obtención de los permisos administrativos y la evacuación de la electricidad generada o la ausencia continuada de incentivos económicos de origen no energético que reconozcan los impactos medioambientales positivos que tiene la digestión anaerobia de residuos agroindustriales (ganaderos, principalmente)”. El PER 2011-2020 enumera hasta diecisiete barreras en total.
El plan también propone actuaciones que equilibren el potencial de generación y la tecnología disponible con la producción real. Y así, en el ámbito de las propuestas normativas, habla de la “adaptación del marco legal del Régimen Especial, mediante el establecimiento de objetivos específicos y diferenciados para las tecnologías de digestión anaerobia y la de desgasificación de vertederos, la eliminación de la limitación al uso de gas natural, permitiendo hibridaciones en cualquier proporción y la creación de un nuevo umbral de potencia (250 kW) para el biogás procedente de digestores anaerobios”. También habla de simplificar los trámites administrativos.
Dentro de las propuestas de primas/tarifas a producción renovable, se pide estudiar y analizar el actual marco retributivo para estas instalaciones y su adaptación a las condiciones actuales y previstas dentro del nuevo PER. Durante la presentación de este documento, Juan Ramón Martínez, del Departamento de Coordinación y Apoyo de Energías Renovables del IDAE, insistió en otra de las medidas: “incluir cambios normativos para poder inyectar biometano en la red de gas”. El PER recoge la necesidad de “estudiar y analizar la creación de un marco económico que incentive aplicaciones no eléctricas del biogás, a fin de promover el desarrollo de tecnologías más eficientes energéticamente, como la depuración del biogás y la inyección del biometano obtenido en la red. Es necesario establecer un reconocimiento económico en función del contenido energético inyectado”.