Quizás no sea el momento de pedir explicaciones y de decir que lo venimos señalando desde hace lustros, pero creo que no podemos atascarnos en la muletilla de "es cosa del cambio climático" y caer en una falta de acción urgente y posible frente a los devastadores incendios que están asolando todo. No es de recibo que nuestros montes se hayan convertido en una especie de despensa de madera y biomasa que crece cada año en 50 millones de metros cúbicos de los que aprovechamos menos de 17 millones. Nuestro país cuenta con industrias potentes, capaces de absorber el doble de lo que se aprovecha en la actualidad sin comprometer la sostenibilidad de nuestras masas forestales y generando empleo de verdad para los pobladores de estas zonas. La presencia en el monte de más personas trabajando, no solo en el ámbito forestal-maderero, sino también en ganadería extensiva y aprovechamientos no maderables, es garantía de control y reacción inmediata ante cualquier incidencia.
Además, como repiten catedráticos y profesionales forestales e incluso conservacionistas medioambientales, un aumento de los aprovechamientos dentro de un marco de gestión forestal sostenible mejoraría el estado general de las masas arboladas: manteniendo una densidad adecuada para el desarrollo óptimo de los árboles y rebajando el volumen de biomasa total, lo que equivale a retirar energía disponible para los incendios que un día se producirán. Estos incendios, que tanto nos duelen a todos, serán menos virulentos y, por lo tanto, más fáciles de combatir y apagar.
Creo que hay que dar pocas ventajas al cambio climático; hay que evitar la saturación de energía en forma de biomasa en nuestros montes y esto solo se consigue gestionando y poniendo en producción las masas arboladas de manera que la “despensa” contenga las existencias adecuadas de biomasa arbórea y arbustiva. Vemos cómo se convocan reuniones al más alto nivel para buscar soluciones contra el cambio climático; esto es imprescindible, pero a corto y medio plazo también lo es movilizar más madera y biomasa. En España contamos con industrias de todo tipo para absorber el incremento de los aprovechamientos, tanto de madera (tablero, carpintería, embalajes, papel, etc.), como de biomasa (pellets y astillas para generación térmica y eléctrica).
Estos sectores de la economía no piden subvenciones, aportan fondos a los propietarios, inversiones en sus empresas, empleo y algo aún más importante: garantía de permanencia de nuestros montes, pues sin gestión no tendremos nada en unos años.