La industria gasista no quiere perder el compás que marca el ritmo de aplicación y cumplimiento de tratados de reducción de gases de efecto invernadero como el Acuerdo de París o los compromisos de la UE dentro de la nueva directiva de energías renovables. Por eso lleva meses defendiendo el valor de la apuesta del gas a través de su fracción más renovable.
La Asociación Europea de Biogás (EBA) ya encontró socios de relieve en la Infraestructura Europea de Gas (GIE) y el Registro Europeo de Gas Renovable (ERGaR, esta y el resto de siglas en inglés) para reclamar y avanzar hacia una red europea de gas renovable e integrada. Ahora aparece también en Gas for Climate, creada en 2017, con los principales operadores europeos de la red gasista.
Gas renovable = biometano e hidrógeno
Una de las primeras aportaciones de este consorcio es la publicación de un informe encargado a la consultora Ecofys en el que se afirma que “el uso de gas renovable en las infraestructuras gasistas existentes podría desempeñar un papel importante en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero hasta niveles nulos para mediados de siglo”.
El estudio concreta que “la utilización de este gas renovable (básicamente biometano e hidrógeno) en las infraestructuras gasistas existentes para sistemas de calefacción en edificios, producción de electricidad gestionable como complemento a energía eólica y solar y combustible en el transporte pesado por carretera permitiría un ahorro de unos 140.000 millones de euros anuales a partir de 2050”.
120.000 millones de metros cúbicos
Se estima que es posible aumentar la producción de gases renovables a más de 120.000 millones de metros cúbicos anuales desde ahora hasta 2050. También explican que “el potencial del biometano se basa en un escenario preliminar y conservador de uso sostenible de la biomasa en Europa”, algo en hará hincapié la nueva directiva de renovables.
Las empresas que forman Gas for Climate, entre las que se encuentra la española Enagas afirman comprometerse “a reducir a cero las emisiones netas de gases de efecto invernadero en la UE en 2050 para lograr el objetivo establecido en el Acuerdo de París”.
La explicación a conseguir estos ahorros y retos radica principalmente en disponer de fuentes de generación en la propia UE, en conseguir reducir los picos de demanda de electricidad y en conllevar una escasa inversión en una red de transporte ya instalada con el gas convencional.