“Impulsar soluciones energéticas limpias como la biomasa es fundamental para alcanzar los objetivos nacionales de descarbonización a largo plazo y es un componente clave de la agenda del presidente Biden para ofrecer nuevas oportunidades económicas en todo el país y al mismo tiempo abordar la crisis climática”, indica el DOE en un comunicado.
"El presidente Biden está dedicado a construir una bioeconomía próspera que beneficie a todos los estadounidenses y garantice que todos, desde agricultores y científicos hasta profesionales de la salud e ingenieros, puedan desempeñar un papel destacado en nuestro futuro de energía limpia", dijo Jennifer M. Granholm, secretaria de Energía de EEUU, en la presentación del informe la semana pasada.
"El informe Billion-Ton muestra que Estados Unidos está preparado para liderar el mundo en la emergente industria de la biomasa renovable, abriendo interesantes oportunidades económicas para las comunidades agrícolas y rurales y ayudando a avanzar en los combustibles sostenibles que necesitamos para reducir las emisiones nocivas y crear comunidades más sanas en todo el país”, añadió.
Desde semillas oleaginosas a macroalgas
EEUU utiliza actualmente unos 342 millones de toneladas de biomasa para satisfacer el 5% de la demanda anual de energía del país. De acuerdo con el informe, la producción se puede incrementar en unos 60 mil millones de galones de combustibles líquidos bajos en gases de efecto invernadero, sin dejar de satisfacer la demanda prevista de alimentos, piensos, fibras, productos forestales convencionales y exportaciones.
El DOE estima que los recursos de biomasa disponibles, pero no utilizados actualmente, pueden añadir unos 350 millones de toneladas de biomasa adicionales al año por encima de los usos actuales y duplicar la bioeconomía. Los cultivos energéticos pueden proporcionar otros 400 millones de toneladas de biomasa adicionales. Otras innovaciones tecnológicas podrían dar lugar a recursos en evolución y emergentes que representen un potencial adicional de biomasa.
El informe BT23 analiza la capacidad de producción de biomasa de aproximadamente sesenta recursos, varios de los cuales nunca habían sido objeto de una evaluación. Entre ellos se incluyen los cultivos de semillas oleaginosas de invierno, los árboles y la maleza recogidos de los bosques para prevenir los incendios forestales, las macroalgas (como las cultivadas en granjas oceánicas) y el dióxido de carbono de las plantas industriales.
El informe concluye que la amplia dispersión y variedad de estos recursos garantizará que los beneficios de la ampliación de la producción de biomasa se extiendan tanto a las zonas rurales como a las urbanas. Además, el análisis garantiza resultados sostenibles al tener en cuenta los riesgos potenciales para la calidad del suelo, el aire y el agua, la disponibilidad de agua y el imperativo de proteger los bosques y la biodiversidad de Estados Unidos.
El reto de la aviación
La industria estadounidense de la aviación se ha marcado el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del ciclo de vida del SAF en un 50% en comparación con el combustible convencional, mientras que el objetivo recogido en Clean Fuels & Products Energy Earthshot™ es descarbonizar la industria química y de combustibles mediante fuentes alternativas.
El informe BT23 ha sido elaborado por el Laboratorio Nacional Oak Ridge en nombre de la Oficina de Tecnologías de Bioenergía del DOE y refleja las contribuciones y revisiones de varias agencias federales, laboratorios nacionales, universidades y partes interesadas de la industria.
El Departamento de Agricultura de EEUU ha publicado otro informe –Plan to Enable the Bioeconomy in America: Building a Resilient Biomass Supply– , en el que se describe un plan para impulsar la resistencia de la cadena de suministro de biomasa para la fabricación nacional de productos de base biológica, y al mismo tiempo promover la sostenibilidad medioambiental y las oportunidades de mercado para los pequeños y medianos productores.