Hasta la fecha no se ha dado el contacto entre las empresas suecas que desarrollan la planta de Piteå y el equipo de investigadores de la Universidad de Salamanca, pero la conexión entre ambas iniciativas está clara. En declaraciones a la agencia Dicyt, Estela Peral, investigadora responsable del desarrollo informático de la Universidad de Salamanca, opina que “uno de los principales obstáculos para el despegue de este sector es el desconocimiento, por parte de las empresas, de la aceptación del producto. Si esta aplicación puede controlar la demanda, se evita el riesgo de pérdidas económicas por un exceso de producción, así que la idea puede resultar de gran interés”.
Según la información de Dicyt, la Universidad de Salamanca ha diseñado una aplicación web que permitiría conocer de forma automática el gasto de combustible de los vehículos que consumen DME procedente de biomasa. Al llegar estos datos a las empresas, éstas podrían gestionar mejor su producción. “Tendríamos acceso al navegador de a bordo –añade Peral– y podríamos calcular cuánto consume cada coche al mes. A partir de ahí, haríamos una estimación según los balances de materia y energía oportunos de todos los reactores involucrados en el proceso de producción y, automáticamente, sabríamos la cantidad de paja de maíz que tenemos que suministrar a la planta de producción para obtener la cantidad de combustible que se va a consumir próximamente”.
Paja de maíz en Salamanca y licor negro de papeleras en Suecia
La presente iniciativa ha realizado los cálculos a partir de la fabricación del biocarburante con residuos del cultivo de maíz, por lo que señalan que también los productores de este cereal recibirán la información del consumo a través de códigos QR (siglas en inglés de código de respuesta rápida), de manera que los proveedores ya saben la cantidad de materia prima que tienen que suministrar. “Podría relacionar la cantidad de kilómetros que realiza un vehículo y la cantidad de paja de maíz necesaria”, resume la alumna de la Facultad de Ciencia, que ha podido desarrollar la idea gracias al Programa de Prototipos Orientados al Mercado de la Universidad de Salamanca, dentro del Proyecto T-CUE.
La planta de Suecia utiliza principalmente el licor negro derivado de la fabricación de pasta de papel en la elaboración del dimetil-éter dentro del proyecto BioDME. La iniciativa, que cuenta con financiación europea a través del Séptimo Programa Marco, es el resultado de la unión de varias empresas del ámbito tecnológico, energético y del transporte, entre las que destacan Chemrec (gestiona la planta de Piteå), Total y Volvo. “La combustión es tan limpia que puedo poner mi mano en el tubo de escape sin ensuciarme". Esta es una de las opiniones de conductores de camiones Volvo que destacan los impulsores del proyecto tras el empleo del biocarburante en los depósitos. Desde el equipo de la Universidad de Salamanca no descartan que se puedan obtener datos del consumo de estos vehículos para optimizar el proceso.