A finales de abril, la prensa sueca daba a conocer el acuerdo entre los cuatro partidos que forman el Gobierno para que desde el 1 de agosto de este año la gasolina de 95 octanos pase a ser E10, es decir, a contener un noventa por ciento de combustible fósil y un diez por ciento de biocarburante, en este caso etanol, en lugar del actual cinco por ciento, que es, por ejemplo, el presente en España en su inmensa mayoría.
Parte de dicha prensa afirmó enseguida que esta decisión “puede llevar a elevar los precios de la gasolina y a que se desaconseje el uso de la E10 en los coches más antiguos”. La razón de esta afirmación es que “la mayor mezcla de etanol conlleva un contenido energético un 1,8 por ciento menor y, por lo tanto, el consumo aumentará en la misma cantidad”.
El Gobierno de Suecia reconoce que no todos los automóviles pueden usar E10, pero que hay margen para que tanto el parque automovilístico como las estaciones de servicio se vayan adaptando. El portal Bioenergy International recoge declaraciones de los fabricantes e importadores de vehículos de Suecia en las que afirman que “los conductores no tienen que preocuparse porque aproximadamente el 94 por ciento de la flota está adaptada para utilizar E10 y lo que no, podrán continuar usando E5”.
E10 para 3.000 estaciones y 15.000 surtidores en Suecia
El director de la patronal sueca de biocarburantes (Drivkraft Sverige), Johan G Andersson, afirma que el cambio precisará actuar en 3.000 estaciones de servicio y 15.000 surtidores. Además, se felicita del paso dado, que empezará en agosto y abarcará el tiempo necesario para que las empresas se adapten.
Suecia sucede así al Reino Unido como país que recientemente ha decidido implantar de forma mayoritaria la gasolina E10, y se suman a los otros catorce países europeos que cuentan con ella. Tanto la Asociación Española del Bioetanol (BIO-E), como la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA Biocarburantes), piden en España un impulso regulatorio u otro tipo de medidas que permitan implantar la E10 en nuestro país.
No vale solo con la orden que elimina la obligación de despachar solo E5 en España
José Ramón Freire, director de BIO-E, recuerda que esos dieciséis países “impulsan políticas que descarbonizan los carburantes del parque de vehículos existente, pero lamentablemente a España no ha llegado aún esta sensibilidad; el estándar distribuido en nuestras estaciones sigue siendo el E5 y la fiscalidad del bioetanol es más alta que la de la gasolina. Tampoco existe otros tipo de incentivos: acceso, parking, etiquetado, bonificaciones...”.
La eliminación el 1 de enero de 2020 de la obligación de contar con una gasolina de protección que limitaba la incorporación de etanol a un cinco por ciento (E5) en las estaciones de servicio españolas no ha conllevado la implantación de E10. De hecho, en el portal de estaciones de servicio del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico solo aparecen cinco gasolineras, de las 11.600 que hay en España, que despachen E10.
Manuel Bustos, director de APPA Biocarburantes afirma que “estamos en una situación que era en gran medida previsible, ya que la experiencia de la mayoría de los países en los que se ha implantado la gasolina E10 es que ello solo sucede si existe un impulso regulatorio fuerte por parte del Estado, en forma normalmente de normativa que obligue a su suministro en sustitución de la gasolina E5”.
Ni el Miteco ni las estaciones de servicio están muy motivadas con el E10
En un reportaje que se publicará en el número de julio de Energías Renovables en papel y digital se abordará con más amplitud el tema de la no implantación del E10 en España. Desde el Miteco adelantan que el cambio normativo que tuvo lugar el 1 de enero de 2020 “pone en manos de las empresas la decisión de elegir los combustibles que ofrecen en sus estaciones de servicio”.
Por su parte, desde la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEES), su director general, Nacho Rabadán, asegura que “el hecho de que la gasolina E10 no sea demasiado popular en España se debe principalmente a una cuestión de escasa demanda”. Una de las explicaciones que esgrime Rabadán es que “de los 24 millones de turismos que hay en España, apenas 8,5 millones tiene motor de gasolina, por lo que el universo de el E10 se ve ciertamente reducido”.