La Unión Europea (UE) se ha comprometido a ser climáticamente neutra en 2050 y ser una economía moderna, eficiente y competitiva en el uso de los recursos. Esto implica ampliar la capacidad de producir y utilizar energías más limpias, asequibles, fiables y accesibles a través de tecnologías listas para competir en los mercados con el objetivo de aportar beneficios a la economía y a las personas de la UE.
La Comisión Europea (CE) publicará anualmente cómo evoluciona ese desarrollo tecnológico y, sobre todo, su entrada en el mercado. El primer informe no es del todo satisfactorio. Una primera lectura reconoce que “el sector de las energías limpias está adquiriendo importancia en la economía de la UE, en consonancia con el aumento de la demanda de tecnologías limpias”. Pero al mismo tiempo advierte que “disminuye inversión pública y privada en I+i (investigación + innovación) destinada a esas energías”.
Según el mismo informe, “esto pone en riesgo el desarrollo de tecnologías clave necesarias para descarbonizar la economía y lograr los ambiciosos objetivos del Pacto Verde Europeo”. Y añaden: “este descenso también puede tener una repercusión negativa en el crecimiento económico y del empleo observado hasta la fecha”.
Las inversiones de la UE en biocarburantes caen a los niveles de 2005
BIO-E ha publicado un resumen del informe referido al progreso tecnológico dentro del sector de los biocarburantes y la conclusión también es negativa: “las inversiones de la UE en biocombustibles han disminuido, cayendo en 2018 por debajo de los niveles de 2005”. En 2018, las inversiones mundiales en I+i en biocombustibles fueron de 1.500 millones de euros, y aproximadamente el ochenta por ciento procedieron de fondos gubernamentales.
Prosigue el informe señalando que “la incertidumbre en el desarrollo de políticas públicas de ayudas, el poco apoyo a la primera generación y el alto coste de los combustibles de segunda generación están detrás de las limitadas inversiones del sector privado. Las inversiones en la UE para aumentar la capacidad de producción total de biocarburantes fue de 84 millones de euros en 2018, en comparación con los 337 millones de los Estados Unidos.
La CE tiene claro que “esta trayectoria no resulta suficiente para que la UE pase a ser el primer continente climáticamente neutro y lidere la transición a las energías limpias a nivel mundial. Se requiere un considerable aumento de la inversión en I+i, tanto pública como privada, para mantener a la UE en este camino hacia la descarbonización”.
Vehículos ligeros con electricidad y pesados por tierra, mar y aire con biocarburantes
En el resumen de BIO-E, destacan que la CE reconoce que en 2050 será imposible alcanzar la descarbonización completa del transporte en todos sus sectores. La Comisión plantea que para 2050 los vehículos ligeros por carretera podrían funcionar en un ochenta por ciento con energía eléctrica y en un 16 por ciento con pilas de combustible de hidrógeno. La prioridad para los combustibles sintéticos (e-fuels) y biocarburantes radica en el transporte de mercancías por carretera, el marítimo y la aviación.
Sin embargo, como también destaca BIO-E en su resumen, “debido a las limitaciones mundiales para conseguir un suministro sostenible de materia prima con biomasa, priorizan el uso de biocarburantes en aquellos sectores que de otro modo serían difíciles de descarbonizar”.
Falta el salto cuantitativo de los biocarburantes avanzados
El esfuerzo a realizar de aquí a 2050 para poner en el mercado los biocarburantes avanzados, sostenibles y necesarios para lograr los objetivos marcados es enorme. Habría que pasar de los 16 millones de toneladas equivalentes de petróleo (Mtep) de producción actual de biogás/biometano a entre 54 y 71 Mtep; del cero actual de producción de gases sintéticos a entre 40 y 50 Mtep; y de los 16 Mtep de biocarburantes líquidos, de los que solo 1,8 son avanzados, a 40 Mtep.
Se confían en que para 2030-2035 los costes de producción de estos biocombustibles avanzados disminuyan gracias al aprendizaje por la expansión del número de plantas. Particularmente se menciona la importante reducción de costes de producción del bioetanol producido a partir de materia prima lignocelulósica.
Falta consolidar el salto cualitativo de todos los biocarburantes
BIO-E también extrae del informe el reconocimiento de la CE de que el suministro sostenible de materias primas será un desafío cada vez mayor y que el apoyo a la I+D ayudaría a reducir los riesgos de la inversión privada. “Sin embargo, incluso con estas medidas, los costes probablemente seguirán siendo más altos que los de los biocombustibles convencionales y los combustibles fósiles”, apostilla el informe.
“Para equilibrar el mercado se requerirá de mayores incentivos a la producción y al consumo, ya que la UE corre el riesgo de quedarse atrás del resto del mundo”, concluyen. Sin embargo, en la estrategia para una movilidad ecológica, inteligente y asequible presentada recientemente por la propia CE no se hace un sola mención a los biocarburantes avanzados, como denunciaron la Asociación Europea del Biogás y, menos abiertamente, la del etanol, ePure.