Energías Renovables recoge periódicamente los resultados o la puesta en marcha de investigaciones con nuevos catalizadores que buscan mejorar el contenido energético de los biocarburantes. Se han expuesto los avances en este campo con zeolitas, platino y lipasas, e incluso la combinación en cascada de tres transformaciones catalíticas para la desoxigenación progresiva y controlada de la biomasa lignocelulósica. Ahora, dentro de un programa de desarrollo de biorrefinerías y de procesos de transformación catalítica de biomasas, CatchBio, se pone sobre la mesa de laboratorio el carbonato sódico con una capa de alúmina.
Un equipo de la Universidad de Twente, principales referentes de la investigación, dio a conocer a mediados de julio un avance de sus trabajos en este campo a partir de la transformación de residuos vegetales en biocarburantes. Son conscientes que, frente al petróleo, los combustibles obtenidos de estas materias primas tienen menor contenido energético por litro, más agua y son ácidos. Según la nota difundida por la universidad holandesa, el catalizador desarrollado por los profesores Leon Lefferts y Kulathuiyer Seshan, del grupo de Procesos Catalíticos y Materiales, mejora significativamente la calidad y el contenido energético del aceite obtenido.
Menos compuestos aromáticos, mejor para la salud
Desde la Universidad de Twente precisan que durante el proceso se calienta el aceite en nitrógeno a 500 grados mediante la aplicación de un catalizador simple: carbonato de sodio en una capa de alúmina. “Con este método el contenido de energía del aceite pasa de 20 a 33-37 megajulios por kilogramo, lo que le aproxima a la calidad del diésel”, añaden. También señalan que dicho sistema catalítico se está probando a pequeña escala industrial en una planta de la compañía Kior en Texas, Estados Unidos.
La calidad del biocarburantes resultante puede aún ser mejorada con la adición de cesio al proceso. “Al hacerlo –señala Kulathuiyer Seshan– podemos reducir también, por ejemplo, los compuestos aromáticos, que son perjudiciales cuando se inhalan". Para llegar a este punto de mejora, la tecnología se desarrolla en cooperación con la universidades de Utrecht y Groningen y el Centro Holandés de Investigaciones Energéticas (ECN) dentro de uno de los proyectos de CatchBio.