Repsol ha comenzado la construcción de la primera planta de biocombustibles avanzados de España en su refinería de Cartagena. La compañía invertirá 200 millones de euros en este proyecto que permitirá suministrar 250.000 toneladas al año de biocombustibles avanzados, como biodiésel, biojet, bionafta y biopropano, que podrán usarse en aviones, barcos, camiones o coches sin necesidad de hacer modificaciones en el motor. Estos ecocombustibles se producirán a partir de residuos y su uso permitirá reducir 900.000 toneladas de CO2 al año, según informa Repsol en un comunidado. El proyecto se está desarrollando en cuatro áreas diferentes que abarcan una superficie de 41.500 m2. Tres de ellas se ubicarán en el interior de la refinería y se corresponden con la unidad de hidrotratamiento, la unidad de producción de hidrógeno y el área de depósitos para el almacenamiento de los biocombustibles. La cuarta zona se ubicará en las instalaciones de la Autoridad Portuaria de Cartagena donde opera Repsol.
La ampliación de las instalaciones de la refinería de Cartagena para construir la nueva planta de biocombustibles avanzados, que estará dotada de tecnología de vanguardia, va a suponer la generación de unos 1.000 puestos de trabajo en las diferentes fases del proyecto y la implicación de 240 empresas auxiliares- de las que el 21% serán locales, el 25% regionales, el 42% nacionales y el 12% internacionales-. En la actualidad, ya se encuentran trabajando en el interior de la refinería más de 25 empresas contratistas y unas 300 personas. La cifra se irá incrementando hasta llegar a los 600 empleados de media, previendo que la punta se alcance el próximo otoño con unos 800 trabajadores entre directos e indirectos. Desde que se pusiera en marcha el proyecto, Repsol ha destinado más de 72 millones de euros a trabajos previos de ingeniería, encargo de equipos y mano de obra de empresas auxiliares, según informa la compañía.
De esta forma producirá a partir del primer semestre de 2023 biocombustibles avanzados a partir de distintos tipos de residuos de la industria agroalimentaria y otros, como aceites de cocina usado. De esta forma, Repsol consigue dar una segunda vida a residuos que de otro modo acabarían en un vertedero y los transforma en productos de alto valor añadido. Los biocombustibles avanzados son una solución sostenible para todos los segmentos de la movilidad, y especialmente para aquellos que no cuentan con otra alternativa para descarbonizar su actividad, como el transporte marítimo, de larga distancia o la aviación. Con ellos es posible reducir entre un 65 y un 85% las emisiones netas de CO2 respecto a los combustibles tradicionales a los que sustituyen. Repsol se apoya en la economía circular, como uno de sus pilares estratégicos, para fabricar productos con baja, nula o incluso negativa huella de carbono. El objetivo es producir dos millones de toneladas de biocombustibles de baja huella de carbono en 2030, que mitigarán más de siete millones de toneladas de CO2 anuales.